Adjunto la nota que he enviat a diversos mitjans en relació a la decisió aquesta setmana de tancar la temporada de tonyina vermella per als encercladors de la UE:
Esta semana la UE ha decidido clausurar la temporada de atún para los cerqueros en el Mediterráneo al haber llegado ya al límite autorizado de capturas según las cuotas que tenían concedidas. Esta decisión ha sido tomada una semana antes de que el Parlamento Europeo debata y vote mi informe sobre el programa de documentación de capturas del Atún Rojo con el cual pretendemos, conjuntamente con el Consejo y la Comisión europea, mejorar los mecanismos de control y seguimiento de todas las operación de captura y transferencia de atún rojo en la UE.
Que esta es una cuestión caliente lo demuestra el tenso episodio vivido hace unos días entre Greenpeace y un cerquero francés, donde un activista ecologista fue herido gravemente por un arpón. Los barcos de pesca industriales de atún de la UE alcanzaron ayer el contingente y debían volver a puerto. Los cerqueros italianos este año no han salido a pescar (no se pusieron de acuerdo sobre como reducir su flota), los españoles cerraron la temporada hace sólo tres días y los cerqueros franceses fueron los últimos en completar la cuota, ayer, en sólo una semana de actividad después de haber estado amarrados en puerto durante días por culpa del mal tiempo.
Hay quien considera que el hecho de haber completado la cuota en sólo una semana de actividad se debe a que los estocs están en
Son barcos de alta tecnología, en general, con una gran capacidad, cuyas redes cercan los atunes cuando están desovando. La temporada 2010 empezó formalmente el 15 de mayo y debía haber terminado el 15 de junio.
Los cerqueros franceses habían capturado el 8 de junio, en menos de una semana desde que salieran a la mar, 1.456 toneladas (el 65% de su cuota), mientras que la flota española había capturado 728 toneladas (el 90% de su cuota).
El problema hoy es que los cerqueros son tan extremadamente eficientes que no conceden ninguna oportunidad a los atunes, puesto que van a buscarlos en el momento en que se encuentran desovando y, por tanto, son más vulnerables. La racionalidad económica detrás de esta actividad, por lo demás, está también en cuestión desde el momento en que este tipo de embarcaciones deben quedarse en puerto durante 50 semanas. La única razón que permite a muchos armadores rentabilizar su actividad son los subsidios públicos.
Por todo ello son cada vez más las voces que pedimos una moratoria a las actividades de cerco con objeto de poner un poco de orden, de una vez por todas, en una pesquería que ha sufrido en los últimos veinte años de una presión inconcebible en otros estocs, y que ha llevado a que el atún esté, literalmente, a punto de desaparecer.