No lo ha quedido ver... no lo ha podido soportar. Mientras José Luis Rodríguez Zapatero se hincaba de rodillas en homenaje al FMI, diciendo cosas absurdas y mentiras del estilo de que pocas personas le han dado tan buenos consejos como Dominique Strauss-Khan, el presidente del FMI, el organismo que pasa a degüello a las clases trabajadoras, a los países con menos recursos, a la inmensa mayoria de mujeres de todo el mundo, he leído en la banda inferior de noticias que José Saramago había muerto, a los 87 años, en su casa de Lanzarote.
Lamento y lloro su pérdida tanto como comprendo que estuviera harto de tanta estulticia y entrega. El ecritor novelista, comunista, surgido del pueblo, que no abandonó nunca su compromiso, nos ha dejado en la orfandad en tiempos muy difíciles. El Premio Nobel que aprovechó la plataforma que esta dignidad le brindaba para decir más altas y claras las verdades, nos deja en herencia su indomable voluntad, su intransigencia con la mediocridad, la avaricia y el talibanismo clerical y neoliberal.
Él nos dijo: "Nosotros tenemos razón, la razón que asiste a quien propone que se construya un mundo mejor antes de que sea demasiado tarde, pero o no sabemos transmitir a los demás lo que es substantivo en nuestras ideas, o chocamos con un muro de desconfianzas, de prejuicios ideológicos o de clase que, si no logran paralizarnos completamente, acaban, en el peor de los casos, por suscitar en muchos de nosotros dudas, perplejidades, esas sí paralizadoras. Si el mundo alguna vez consigue a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros. Seamos más concientes y estemos orgullosos de nuestro papel en la Historia. Hay casos en que la humildad no es buena consejera. Que se pronuncie alto la palabra Izquierda. Para que se oiga y para que conste."
No sirvieron hasta ahora de mucho sus advertencias. Es tiempo de ceguera, de caverna, es tiempo de choque, es tiempo de cobardes.
¡José Saramago, un beso, te queremos! Y nos comprometemos a que sigas vivo entre nosotras y nosotros! Nos comprometemos a seguir diciendo la verdad, a abrazar los árboles de nuestra infancia, a mantenernos fieles a nuestras ideas y a nuestra clase. A reivindicar con orgullo el papel de las izquierdas "substantivas", las que mejoran el mundo, las que hacen avanzar la historia. Estamos contigo: la humildad no es buena consejera, y la prudencia conduce a la traición.
José Saramago, contigo, con lo que de tí aprendimos, nadie, nadie, nos hará callar.
Até amanha, camarada!
Sobre José Saramago, en este bloc: Jo tampoc respecto, ni acato...
Jose Saramago: Ni leyes ni justicia