Escribía hace unos días que muchos políticos sólo reconocen la realidad y entienden lo que hay que hacer cuando la gravedad de la situación les  golpea en la cara con toda la fuerza. No es el caso de lo que está sucediendo ahora en el Congreso de los Diputados con la votación vergonzosa de la reforma laboral. Son tiempos en que los gobiernos se muestran prepotentes con los débiles y empalagosament obsequiosos con los fuertes. Son tiempos de malas conciencias para los remilgados y traición sin paliativos para los que llegaron al poder reclamándose de las tradiciones obreras y comprometiéndose a defender los derechos laborales y de ciudadanía.

Y lo más absurdo: que así no se sale de ninguna crisis... así se ahonda el problema, se reparte sobre las espaldas de los mismas (¡y sobre todo las mismas!) la crueldad del ajuste en espera que la supuesta salida a la crisis se convierta en el portazo que dé en toda la cara a quienes supuestamente nos deben llevar a algún sitio mejor.  Personalmente creo que el capitalismo es un sistema en el que las crisis son inherentes, y que cada vez está más ensimismado y es más una caricatura de sí mismo…   y por tanto está más agotado, con menos valores globales y civilizatorios en un mundo que se pretende globalizado. Un sistema que expulsa del mundo de trabajo a las personas jóvenes no merece seguir dando tanta mala vida. Un sistema que margina las personas que crean trabajo y pensamiento,  y que sólo precisan discurso, participación,  espacio, libertad y un mínimo de recursos para sobrevivir debería ser proscrito…. Esta no es una contradicción más. Es una contradicción fundamental. El capitalismo parece brillar y expandirse como una supernova cuando de hecho -- y aunque el proceso puede durar años--  ya se está convirtiendo en un agujero negro.

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Para más información:  Preguntas y respuestas sobre la Reforma Laboral

Y para empezar a movilizarse: Per l'ocupació, per una alternativa d'esquerres a la crisi.

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