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José Luis López Bulla 4) LOS SUICIDIOS EN EL CENTRO DE TRABAJO. El caso de Télécom France
José Luis López Bulla

Nota editorial. Seguimos con el tema de los suicidios en Télécom France, esta es la cuarta entrega. En la foto se pueden observar a doña María José Romero y su dilecto esposo; don Luís Collado y su gentil señora, María José. También figuran Sir Herry de Lille y un adusto joven con la cabeza rapada. El ágape tuvo lugar en Parapanda Beach. Pero vamos a lo que vamos: el amigo Pino Ferraris tiene la palabra.



El Ministro de Trabajo interviene y, recordando que el Estado es el principal accionista de la empresa, exige acelerar las negociaciones sobre la intervención de riesgos psicosociales. El presidente Didier suspende hasta diciembre la aplicación del principio de movilidad durante tres años y la definición de los objetivos individuales. La empresa Tecnología, patrocinada por el Ministerio de Trabajo, se encarga de hacer una investigación sobre los empleados. Se distribuye un detallado cuestionario al que responde el 80 por ciento del personal. Los resultados se comunican el 14 de diciembre y constituyen una acusación en toda regla a la dirección. “El ambiente de trabajo –se afirma-- es tenso y, a menudo, violento; revela una insatisfacción generalizada en lo referente a las condiciones de trabajo, salud y stréss”. Todo ello se imputa a “graves carencias del management”. Se concluye diciendo: “el personal de TF está totalmente huéfano de sentio y liderazgo. Se inician las negociaciones sobre las condiciones laborales y re presentación de los trabajadores.


El 1 de febrero se anuncia un cambio en el vértice de la empresa. Didier Lombard es substituido por Stéphan Richard, alto funcionario público y acaudalado financiero que Sarkozy introdujo en el grupo dirigente de la empresa en 2009; se trata de un cambio que debía producirse en 2011. Didier Lombard, el responsable de todos los desaguisados y obligado a dimitir, es nombrado presidente honorario de TF. En 2010 todavía se produjeron otros siete suicidios en France Télécom.


La revista católica Esprit, en noviembre de 2009, publica una austera e incisiva intervención de Francis Ginsbourger: “Ante los suicidios de los trabajadores” (8). La emergencia de los suicidios en el centro de trabajo genera una polarización exasperada en los medios entre las genéricas denuncias humanitarias contra un management terrorista y los consejos de ayuda psicológica, de gestión del stréss por los expertos de riesgos psicosociales. Lo que no se quiere ver es un momento histórico concreto que dura decenios: la crisis de un sistema de organización del trabajo que descualifica el conjunto de los trabajadores (incluídos los de alta profesionalidad), que instaura relaciones unilaterales de fuerza, controles informáticos más dúctiles y penetrantes. Estos cambios de la organización del trabjo nunca fueron nunca percibidos ni intgerpretados desde la base, ni traducidos en objetivos de lucha y propuestas de negociación.


Desde hacía décadas se está pensando en afrontar los problemas del trabajo con intervenciones legislativas. Se ponen en marcha las burocracias ministeriales, los sindicatos y expertos de seguridad e higiene; se meten en faena juristas y consultorías de psicología del trabajo… Pero nunca llaman a que participen los trabajadores, nunca se hace emerger su sufrimiento concreto y su concreta experiencia y competencia. El corazón del sufrimiento del trabajo es hoy la impotencia de los trabajadores. La apuesta es una cuestión de poder. La crisis actual hay que afrontarla desde la óptica de una redistribución del “poder organizativo” sobre la actividad y el destiono profesionales como alternativa a la compasiva óptica del cuidado y el resarcimiento. Hay que hacer una opción. Así concluye Ginsbourger. Pero la dirección de la empresa ya la había hecho.


(8) Francis Ginsbourger, “Face aux suicides professionnels”, Esprit Novembre 2009,



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