Con sólo empezar agosto la impresión es de un evidente aligeramiento en las portadas de los medios y eso que ni en la capital federal, ni en la capital independentista los gobiernos respectivos se han ido de vacaciones. Pero insisto, los primeros días agosteños parecían asegurar un descanso para las peñas de los respectivos partidos. Pero hete aquí que el fisco se ha despertado y ha lanzado la primera bomba con carga explosiva real sobre el maldito embrollo del Palau de la Música Catalana. De hecho el fisco no ha hecho más que decir lo que se entreveía y que todo el mundo daba por seguro a partir de los enormes indicios que ofrecía el caso: Convergencia democrática obtuvo de un contratista de obras el famoso 3%, u porcentaje más o menos aproximado.
El público lo sabía, los políticos lo sabían, los jueces lo sabían y obviamente los contratistas lo sabían, pero callaban, e, incluso, el president Maragall lo dijo en sesión parlamentaria. Millet, el intermediario, ha callado, pero sus anotaciones han cantado de plano. ¡Qué manía esa de hacer anotaciones de las fechorías! De hecho, si ustedes recuerdan, el caso Millet va a parecerse mucho al caso Capone: sólo el Fisco pudo con él. ¡Qué cosas! Ahora entendemos esa chulería de Millet y Montull que aparecían con caras sonrosadas en los juzgados e incluso se auto acusaban de delitos menores. Con lo que tenían detrás sabían que la presión sobre jueces y periodistas les garantizaba una protección importante. Pero no han contado con don Fisco, no han contado con el delito menor.
Creo que tal como están las cosas y en manos de quien está va a ser extremadamente difícil, aunque no imposible, volver a tapar el asunto. En todo caso, si eso es así, pueden llagar a tapar las vistas, pero el tufo tremendo no hay manera de ocultarlo. El papel de los socialistas es fundamental, si actúan con la prudencia que genera el estar implicados en otros asuntos, tendremos tufo permanente, si actúan como la democracia les exige tendremos muchos rostros con los colores subidos.
Tal vez sea el momento de hacer recuento de la largísimo lista de prebendas, cobros, atenciones de todo tipo que la coalición nacionalista, Convergència i Unió, tiene en su haber. Los 23 años en el poder han generado una intrahistoria de armas tomar y, incluso hoy, después de siete años de alejamiento del govern, están activos diversos casos. Los asuntos han sido de todos los colores, contratas, estudios y toda la larga lista que el expediente administrativo aguanta con la complacencia de los controlers oficiales y de quien judicó en muchos casos, el caso Treball, el caso Turisme no son más que algunos de ellos.
Lo dicho, espero del mundo periodístico una buena crónica de esos tiempos que probablemente volverán.
CIU ha actuado siempre sin admitir evidencias, ni sobre todo sin limpiar su patio. Ha persistido siempre en las fuentes financieras irregulares o manifiestamente delictivas. Ha defendido a cara de perro al menor subalterno implicado, al extremo de tener en sus cuentas un suicidado en Filipinas. Su el caso continua o si el tufo se extiende, alguien puede deducir que Catalunya tendrá con gran probabilidad un gobierno mafioso.
Lluis Casas expulsándose la arena.
