Barbara Ehrenreich aprovecha para polemizar en este artículo con Eric Alterman sobre el desarrollo del gobierno de Barack Obama y el papel de las izquierdas en los Estados Unidos. Me ha parecido interesante recoger sus punto fundamentales para Punts de Vista en la medida que todavía muchos comentaristas por nuestros pagos siguen poniendo la democracia americana como un ejemplo a imitar (leer a Barbara Ehrenreich al respecto es muy ilustrativo) y llegan incluso a poner la frustrada reforma sanitaria de los USA como un ejemplo para la europea en general y la española en concreto (copagos, mutuas privadas, primas, etc...)
El panorama que pinta Barbara Ehrenreich no es nada ilusionador. Nos dice, de entrada que “un hombre negro finalmente gana la presidencia sólo para descubrir que es tan útil como un sello de 32 centavos” Y en eso sí coincide con Eric Alterman: “el gobierno federal, avatar de la esperanza liberal durante al menos un siglo, se ha convertido en una institución irremediablemente antidemocrática, envenenada por la corrupción y devorada estructuralmente por las divisiones partidistas. Pobre Barack Obama, que sale a batear y se le entrega un bate de goma-espuma...”
El Gobierno, como lo describe Alterman de forma convincente, no sólo es caro y está "tumefacto", etc., sino que se ha convertido en un esclavo del poder corporativo: es un salón de contratación donde los funcionarios que cumplen son seleccionados para puestos de trabajo del sector privado mucho más lucrativos, y es una reserva de dinero en efectivo de emergencia para cuando las grandes empresas atraviesan tiempos difíciles. No es de extrañar que tantos estadounidenses confundan, sin pensarlo dos veces, "gran gobierno" con "grandes corporaciones." Este no es el tipo de gobierno que contrata a personas desempleadas para pintar las paredes de la oficina de correos. Pero, como todo el mundo sabe, cuando el banco decida embargar su casa, será un empleado público el que llamará a su puerta.
Todo lo anterior debería bastar para que los liberales desconfiaran en el gobierno como una herramienta para el cambio social progresista. Pero la situación, de hecho, es mucho peor de lo que reconoce Alterman. En los años transcurridos desde el gobierno estatal y local, así como federal, abandonaran amablemente su papel de agentes del cambio , han asumido el uevo papel de superpoli: con más construcción de centros penitenciarios que se llenan de drogadictos, y acosando a personas negros y latina en las calles. Las protestas no violentas han disminuido, pero no sólo por la persistencia deferencia de los activistas hacia Obama, sino porque la respuesta de la policía ante cualquier acontecimiento en las calles se asemeja al asalto a la ciudad iraquí de Faluja.
Incluso los programas de gobierno más útiles se han convertido en agentes estatales para políticas cada vez más represivas. Las oficinas donde se reparten cupones para alimentos a los necesitados, alberguespúblicos y los refugios para los sin techo se han convertido en cotos de "búsqueda y captura” para atrapar a personas a las que se les haya pasado por alto una cita en el juzgado por una deuda sin pagar. Los que habitan en albergues públicos deben someterse a test de drogas. En muchos estados, el proceso de solicitud para lo que queda del Estado del Bienestar (Asistencia Temporal para Familias Necesitadas) significa algo muy parecido a ser fichado por la policía, con fotografías de frente y perfil y la toma de huellas dactilares. Aunque no los encontrará protestando por las redadas ni los cacheos urbanos, los miembros del Tea Party parecen haberlo entendido que se trata de acabar con el Estado del Bienestar, como demostró un cartel hecho a mano en la manifestación de Washington del año pasado donde podía leerse, por ejemplo: “Servicio Público de Salud = Pipí en una taza.”
Y ¿quién mejor que un liberal para decidir el pasado mes de junio en la ciudad de Maywood, California, la disolución de casi todas las funciones municipales, externalizándolas? Suena como una pesadilla liberal, ¿no? Hasta que leí que el ahora extinto departamento de policía de esta ciudad fue acusado en el año 2009 por “insinuaciones sexuales continuadas, acoso, vulgaridad ... y una falta total de respeto y sensibilidad cultural, racial y étnica''.
Alterman reconoce el problema sólo a título provisional, señalando que "se podría argumentar que esta fe [] demócrata en la capacidad del gobierno para mejorar la vida de las personas está fuera de lugar." Claro que sí. El papel de la izquierda no debe ser la obligación de mantener o defender al gobiernos, es decir, en estos momentos, defender el estado formado por Corpo-Obama-Geithner y Petraeus sino, por el contrario, cambiarlo, de manera drástica y desde el principio... Los miembros del Tea Party siguen recordándonos a su manera, desagradable y demente, que estos son tiempos revolucionarios.
Barbara Ehrenreich
12 de agosto 2010 | Del artículo publicado en la edición del 6 de agosto al 30 de setiembre del de The Nation.