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NI PIDAS A QUIEN PIDIÓ, NI SIRVAS A QUIEN SIRVIÓ
Sorprende la versatilidad de los dirigentes políticos. Son muchos los capaces de defender, durante quinquenios, que la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa, y de golpe y porrazo se descuelgan con una profunda reforma conceptual, esto es, que la mitad del cuadrado de la hipotenusa es indirectamente proporcional a la suma de los cuadrados de los catetos. Naturalmente, los parciales de esta leva de políticos se quitan las viejas legañas al oír el nuevo constructo y exclaman: “Aivá, no había caído en ello”. Y con la fe del carbonero subvencionado claman las excelencias del nuevo teologúmeno.
El Ministro de Trabajo era uno de los que no había caído en ello. Y, comoquiera que estaba hartico de verse ninguneado por quienes tienen más entorchados que él, decidió tirarse al ruedo y eructar propuestas extremistas para la reforma de las pensiones. Debió decirse que no todas las propuestas debían venir de los katedrensozialisten; o sea, también los chusqueros saben tener mala leche, tal como se desprende del adagio granadino: “ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió”.
El Ministro de Trabajo era uno de los que no había caído en ello. Y, comoquiera que estaba hartico de verse ninguneado por quienes tienen más entorchados que él, decidió tirarse al ruedo y eructar propuestas extremistas para la reforma de las pensiones. Debió decirse que no todas las propuestas debían venir de los katedrensozialisten; o sea, también los chusqueros saben tener mala leche, tal como se desprende del adagio granadino: “ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió”.
Font:
José Luis López Bulla
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