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Àngels Martínez i Castells. Manola Rodríguez y nuestra Memoria Histórica
Àngels Martínez i Castells.

Un documento histórico emocionante que Helios Babiano Rodríguez ha tenido la generosidad de confiarme. Para difundir hasta que consigamos que la casa de la Rambla del Carmel -la casa de la Manola- no deje de ser nunca patrimonio colectivo y símbolo de las luchas emancipatorias de esta Barcelona obrera, republicana y de izquierdas que se quiere esconder tras la Barcelona de diseño, post-moderna y olvidadiza, que no quiere recordar su matriz de rosa de fuego. Y para seguir dando aliento a las luchas de las mujeres, asociaciones cívicas, estudiantiles  y de la clase obrera, tan necesarias entonces como ahora, y que seguirán viviendo en las nuevas generaciones mientras  alguien perviva el instinto de clase y un sentido indomable de la justicia y la igualdad... y alguien siga encontrando sentido a su vida en clave comunista y rebelde, como nuestra amiga Manola.

Por una ciudad que valore referentes de su lucha contra la dictadura franquista y su pedagogía democrática

manola-hijos.pngSoy Helios Babiano Rodríguez el hijo mayor de Manola Rodríguez y de Desi Babiano. Desde que falleció mi madre en septiembre de 2009 en su casa de la Rambla del Carmelo, 26 bis en Barcelona, estoy haciendo todo lo que puedo para tratar de impedir que la sociedad propietaria de la casa logre una autorización para derribarla.

Mi madre tenía un deseo: lograr de alguna manera que su casa, la casa familiar desde 1950, tuviera una continuidad de uso social y público en el barrio y a su vez fuese una referencia, un testimonio visible de toda una historia oculta, silenciada por la lucha clandestina antifranquista desde este lugar, este barrio y esta ciudad. He presentado alegaciones y recursos y en la actualidad depende de la Sala de lo Contencioso Economico-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Además, he presentado una solicitud a la Direcció de Participació de la Agència de promoció del Carmel i entorns, intentando que este proyecto pueda ser observado como parte del patrimonio histórico del barrio y la ciudad. Nuestra ciudad está falta de referentes de este tipo, cuando Barcelona fue una las ciudades que más se enfrento y padeció la tiranía de Franco. Este es parte del escrito presentado:

MEMORIA

manola4.pngMi madre, Manuela Rodríguez Lazaro, más conocida por Manola, nació en 1917 en Bilbao. Toda su familia era de Madrid y allí trascurrió la mayor parte de su juventud hasta 1939. Mi padre, Desiderio Babiano Lozano, más conocido por Desi y por su nombre artístico de Lozano Olivares, nació en Madrid en 1909.
La sintonía política originaria de mi madre en la década de los 20 y 30 fue anarquista y la de mi padre, como la de toda su familia, socialista.

Ambos participaron activamente en la defensa de Madrid tras el golpe de estado de algunos generales contra la República en 1936. Primero en el frente y luego en la retaguardia: mi madre, modista, en confección y suministro de ropa militar y mi padre empleado de banca, pero principalmente por su dedicación a las artes decorativas y gráficas, cartelista en la sección de propaganda de la JSU. Ambos militantes de esta organización, en marzo de 1939 salieron de Madrid y por la carretera de Valencia se dirigieron a Valencia y Alicante con el propósito de embarcar y abandonar la España usurpada por Franco.

Max Aub dejó testimonio de este drama histórico del cerco al puerto de Alicante que afectó a miles de republicanos. Mi madre en una enfermería de la cárcel dio a luz a su primer hijo, Helios, y mi padre, confinado en un campo de concentración en Albatera, hasta que, gracias a las pericia, decisión y valentía de mi madre, recogido en el libro de Isabel Olesti “ Nou dones i una guerra”,lograron reunirse los tres en Barcelona al inicio de 1940.

Se refugiaron en una casona vieja y medio derruida en su última planta, la que mas que una vivienda parecía un palomar, en la calle Bismarck, en la confluencia de las calles, tan bien sonantes, de Francia, Polonia y Vallseca y el pequeño Pasaje de Bismarck en el barrio de Can Baró en Barcelona, donde gracias a un huertito de una familia solidaria de una de las viviendas del Pasaje quedó asegurado su primer sustento en la ciudad.

Poco después de nacer su segundo hijo, Amador, en 1942, se trasladaron a un ático de un edificio de la calle Cerdeña en la confluencia con la calle Camelias. Mi padre por entonces prosperaba ya artística y económicamente.

Acabada la II Guerra Mundial, una investigación de la Brigada político-social de Madrid localizó, detuvo y traslado a mi padre a la cárcel de Madrid. Las denuncias eran muchas y graves, todas procedentes de vecinos y compañeros del Banco Central, que le consideraron muerto o desaparecido de Madrid. Fue mi madre quien se trasladó a Madrid y durante muchos meses antes del juicio con paciencia y dedicación absoluta desactivó todas y cada una de las 21 denuncias. Mas de un año de nuestra infancia la pasamos mi hermano y yo en la casa de mis abuelos en la parte alta de la carretera del Carmelo hasta que mis padres regresaron juntos de Madrid.

Fue poco después, en 1947, cuando nos trasladamos al tercer piso de una torre del número 1 de la calle Francisco Alegre plantada en plena montaña del Carmelo y hoy esquina con la calle Budapest. Desde el estudio de mi padre, 270 grados a la redonda, una vista total de Barcelona y mas: desde Badalona hasta el Prat. Hasta 1950 nuestros compañeros de juego a última hora de la tarde eran los muchachos de las barracas y durante el día nuestros compañeros de estudio del Liceo Francés.

Era frecuente que durante unos días o semanas permanecieran en casa algunas familias de paso en su viaje y huida a Francia.
En esta casa acogieron mis padres a María Teresa Toral, huida de Madrid y poco después detenida, interrogada y torturada atrozmente por la Brigada Político-Social de Barcelona y Madrid. Su intención era huir a Méjico, donde años después realizó traducciones científicas para el Fondo de Cultura Económica en el país que la dio asilo.

Desde entonces mi padre tuvo que someterse a un régimen estricto de presentaciones periódicas en la comisaría de policía del Guinardó.
 Fué en 1950 cuando mis padres se mudaron definitivamente a la casa de la Rambla del Carmelo, 26bis en Horta.

La casa de la Rambla del Carmelo

manola-helios1.pngEsta casa la edificó un constructor de Horta, el Sr.Casals, sobre una parte de un terreno de cultivo con árboles frutales de todo tipo: almendros. avellanos, nogales e higueras. Lo hizo para cuando se casara su hija, Elvira. Pero su boda nunca se consumó y la puso en venta por el valor de 120 000 Ptas. Mi padre no quiso o no pudo comprarla y la alquiló en 1950 por 700 Ptas/mes. Es una casa de dos plantas de una superficie construida de unos 160 m2 con garaje y lavadero en el jardín sobre un terreno de unos 400 m2.
Por entonces, el entorno urbanizado se limitaba a : parte de la calle de las Ciencias, Dante y Llobregós hasta la calle Tolrá y la Rambla del Carmelo y de Dante a la calle Pedrell. La totalidad de las viviendas eran torres y casas de una planta con jardín, llamadas villas, pertenecientes a antiguas familias veraneantes y por entonces ya residentes de este barrio que todavía no pertenecía a la ciudad de Barcelona. Casi en su totalidad el Carmelo era solo montaña flanqueada por los barrios de Gracia, Can Baró, El Guinardó, Horta y Valle de Hebrón. Un espacio jalonado por el Parque Güell, la montaña pelada con su incipiente Parque del Guinardó, canteras, bóbilas, masías y huertos, tan representativos como los de Can Codolá y fincas residenciales, como las del Laberinto.

Horta, en lo más hondo del valle, era un núcleo urbano casi aislado de Barcelona, unido por una línea de tranvía, articulado en torno a la Plaza Ibiza y heredera de una tradición librepensadora y tolerante, anarquista y pequeño-burguesa: Cooperativas, Ateneos, Biblioteca, Teatro popular, Unión Deportiva de Horta y Centro Parroquial. Una sociedad trabajadora estructurada en pequeños negocios y talleres que, al desbordarse su población bajo los efectos de la emigración, suministraba mano de obra para otras grandes empresas situadas en otros barrios periféricos de Barcelona.

Este fue el contexto que eligieron mis padres para vivir desde 1950 hasta hoy. En estos 60 años sucedieron acontecimientos sociales y políticos vinculados con nuestra familia y nuestro entorno, ligados con la lucha clandestina antifranquista hasta 1977; seguida por la consolidación de los partidos políticos, la actividad en la Asociación de Vecinos y otras asociaciones y movimientos cívicos.
Desde 1939 mis padres, visto desde mi perspectiva infantil de los años 40 hasta 1954, resisten y rehacen su vida y la de su familia, soportando y enfrentándose a una represión franquista durísima y al mismo tiempo relacionándose a título personal con otros resistentes sobrevivientes del naufragio que sufren y no soportan la persecución y las injusticias. La ayuda mutua, la solidaridad, forman parte del rearme moral para resistir y combatir. Las amistades son muy importantes. También la relación con formas de vida social escasamente o poco contaminadas por la presión omnipresente del Régimen. Recuerdo que mi hermano y yo llegamos siempre tarde al colegio, entonces el Instituto Menéndez Pelayo, para no tener que formar en el patio, cantar el himno falangista y levantar el brazo como saludo a la bandera que se izaba todas las mañanas. Para el siguiente curso escolar mis padres nos matricularon en el Liceo Francés; en la confluencia de las calles Bailen y Provenza. Allí ocasionalmente se tocaba La Marsellesa.

Muchos fines de semana en verano mis padres nos llevaban en bicicleta hasta Castelldefels y Gavá, donde en los años 40 se podía practicar en sus playas el nudismo, protegido por una densa e inhabitada pineda de unas 3200 Ha inaccesible entonces para cualquier tipo de vehículo y los vestigios de una cultura naturista y libertaria. En mi casa se escuchaba radio Londres, Paris y La Pirenaica y en el círculo de amistades se trasmitían innumerables historias y peripecias personales que tenían más credibilidad y fuerza que las clases de historia y religión que se impartían en la escuela de entonces.

Nos saturábamos de cine, en la década de los 50, básicamente americano en los cines Carmelo, Horta y Unión: los buenos, los malos, la chica y el chico y los musicales y un poco de cine francés e italiano: la voluptuosidad, humor y crudeza del neorrealismo. El flamenco en la calle, interpretado por los aficionados chavales de las barracas y en los vinilos: Brassens, Montand, Piaf, Leo Ferré. Un microcosmos al margen de lo dominante y poco a poco contra lo dominante.

manola-y-su-marido.pngMi padre profesionalmente prosperaba y se situó entre uno de los mejores dibujantes e ilustradores de Barcelona. En 1954 mis padres hicieron su primer viaje a Paris. Para nuestro conocimiento, se trató de un simple viaje turístico y así lo consideramos durante algunos años. En realidad estuvieron en París, pero también asistieron al V Congreso del Partido Comunista, celebrado en el otoño de 1954 en Checoslovaquia. Formaron parte de un primer grupo de delegados procedentes del “interior” del país, España. Las condiciones de clandestinidad fueron extremas y gracias a ello nadie fue detenido por este motivo. Fue en esta ocasión, probablemente, cuando mis padres asumieron una labor organizada y concreta en el PSUC.

Poco después, el primer organizador político que conocimos en nuestra casa fue Miguel Núñez González. Para mi hermano y para mi era solo un amigo de mis padres, que pasaba algunas horas al día con frecuencia en nuestra casa. Con el tiempo nos fuimos dando cuenta que dormía en una pensión, pero que durante el día se ausentaba para simular que tenía un empleo regular. Su actividad clandestina le obligaba a disponer de algunas horas libres y perdidas durante el día. Algunas de ellas las pasaba con nosotros como si fuese de la familia. Era una persona de trato fácil y amable, resultaba interesante y atractivo conversar con él sobre cualquier tema con absoluta y sorprendente naturalidad y sencillez. Toda su actitud y comportamiento generaba optimismo y confianza y se ganó fácilmente nuestro aprecio. En ese régimen de idas y venidas se estableció un sistema de prevención y seguridad que actuaría si la casa resultaba insegura.
Nuestra casa fue utilizada como estafeta para la recepción y distribución de prensa y propaganda clandestina del PCE y PSUC. Miguel Núñez realizo durante dos años un trabajo de reorganización amplia y eficaz del PSUC, actividad que tuvo que suspender por enfermedad durante algunos meses. Le sustituyó Emiliano Fábregas, que inicialmente residía en nuestra casa. Era una persona discreta, apenas abría la boca para conversar y todo el respiraba secretismo. Al cabo de un tiempo se trasladó a una pensión y poco después, en 1956, le detuvo la Brigada político-social de Barcelona. En unas horas desveló a la policía todo y más de lo que ellos querían averiguar.

En poco tiempo los calabozos de la Jefatura de la calle Vía Layetana se llenaron de detenidos, entre ellos mi padre, mi tía Armonía Rodríguez, hermana de mi madre, y su esposo Víctor Mora. A consecuencia de ello, mi padre permaneció recluido en la Cárcel Provincial de Barcelona, La Modelo, durante medio año. Muchos de los expedientados salieron en libertad provisional a la espera del juicio Sumarísimo por Rebelión Militar. Fue en esas circunstancias que conocí al estudiante de la Facultad de Económicas Octavio Pellissa, que fue declarado en rebeldía en el Consejo de Guerra algunos meses después de su huida a Francia y posteriormente a Alemania del Este. Era un expediente con muchos encausados y no fue fácil encontrar a varios abogados capaces y dispuestos a asumir no solo la defensa de los detenidos sino también la denuncia de los métodos de represión policial y la acusación de un régimen de opresión y represión social y política. El Consejo de Guerra se celebró en una sala de la Capitanía General de la IV Región Militar en Barcelona. Al fondo, bajo un gran crucifijo, el Tribunal Militar; a la izquierda la Fiscalía Militar; a la derecha los abogados defensores; en el centro los acusados y en un reducido espacio de la entrada los familiares controlados por numerosos policías de la Brigada político-social. Aquellos torturadores querían con su presencia intimidar a todos los presentes, pero los alegatos de los acusados y de los abogados cayeron sobre ellos como granizo sobre cristales. Tras el juicio, la causa contra mi padre y mis tíos fue sobreseída, pero muchos otros fueron condenados duramente.

Poco después, acrecentando todavía mas las medidas de seguridad, en nuestra casa se reanudó la actividad. Miguel Núñez, alarmado por lo que había sucedido durante su ausencia, regreso de Paris a Barcelona prácticamente desde el quirófano y reanudó la labor, recomponiendo los efectos de la debacle. Los riesgos aumentaban y todo el mundo era consciente de ello, pero el cuerpo a cuerpo con los opresores puso de manifiesto que el miedo ahora empezaba a ser compartido por ambas partes. La situación de los presos políticos impulsó la organización de la ayuda económica para ellos y sus familias.

manola-e-hijo-en-la-playa.jpgEn el verano de 1957, el hijo mayor de la familia, Helios, realizó un viaje por Francia, Alemania, Checoslovaquia y la URSS. Ello originó, sin llegar a saber como, su detención, arresto por una semana y la confiscación del pasaporte. Esa detención, sin embargo, provocó el vincularse mas abiertamente en el ámbito social, cultural y sindical universitario. En la concentración de solidaridad con el Abad Escarré de la Abadía de Montserrat, le detuvieron nuevamente en 1958. El Abad Escarré era un referente religioso en Cataluña, que se diferenciaba del resto de la Jerarquía por su compromiso con ciertas libertades en Cataluña y por ello recibió el apoyo de diferentes sectores sociales y culturales y la desaprobación brutal de la policía, falangistas, requetés y los soldados de Cristo Rey, que se confabularon para dar porrazos contra los participantes de la concentración.
En 1958 fue detenido y torturado por la Brigada político-social Miguel Núñez. Máximo dirigente del PSUC en Cataluña y miembro del Comité Central. Su actitud frente a la detención fue ejemplar. La policía no logró detener a nadie mas. Después de varias semanas en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía en la Vía Layetana le trasladaron a la Cárcel Modelo de Barcelona con lesiones muy graves.

Fué en estas circunstancias, que mis padres se responsabilizaron para atenderle en todas las necesidades asistenciales y organizativas hasta su traslado a la Prisión de Burgos en 1960. Procesado en Barcelona en 1958, se ocupó de su defensa el abogado José Solé Barberá. La preparación de la defensa fue trascendental políticamente. Ante la baja de un activo tan importante solo cabía contrarrestarla, trasformando el Consejo de Guerra contra el, en un proceso con la mayor trascendencia política y pública posible contra el franquísmo. Mi madre actuaba de enlace y coordinaba las aportaciones políticas enviadas por Núñez desde la cárcel y el Comité Ejecutivo desde Paris. Mientras, el PSUC en el año 1959 incrementó su acción, forzando la marcha hasta límites poco razonables, mas allá de las posibilidades reales del momento, pero la militancia respondió y sobre todo la militancia obrera encajó nuevas e importantes detenciones en la preparación de la Huelga General Pacifica (HGP)en toda la provincia de Barcelona.

Previamente, a principios de ese año, se promovió con bastante éxito las pintadas de la que se llamó la campaña de la P. Esta P combinada con la palabra PROTESTA, fue un precalentamiento a la huelga. En Horta mi hermano y yo nos iniciamos en esa arriesgada actividad gráfica. La agitación intensa en la Universidad y en el barrio se saldó con mi detención y la de una acompañante el 27 de mayo de 1959 a punta de pistola en un portal cercano a la Jefatura Superior de Policía en la Vía Layetana. Repartíamos octavillas convocando la HGP para el mes de junio. La policía hizo un registro mas de toda la casa y se llevaron a mis padres a la Jefatura para forzar mi interrogatorio. Aplicaron la tortura física, psíquica y moral, de la cual mis padres fueron en parte testigos por la ofuscación y rabia de la policía. Y como había sucedido en otras ocasiones la de Antonio Creix en especial.

amnistia.jpgEn los calabozos de aquellas dependencias hacía más de un mes que retenían a 30 luchadores antifranquistas de Igualada, Sabadell, Tarrasa, Calella y Berga, sometiéndoles a rondas de interrogatorios y torturas. A la policía les parecían todavía pocos y se prometían mas delaciones y detenciones, pero se encontraron con una sorpresa. Una denuncia , la primera en toda la posguerra, contra la Brigada político-social de Barcelona por tortura y malos tratos.
Cuando al tercer día de su detención mis padres salieron de la Jefatura, se presentaron inmediatamente en el despacho del abogado Agustín de Semír. Le explicaron lo que habían visto y sufrido y le expresaron su voluntad de denunciarlo jurídicamente, ofreciéndose a declarar como testigos. El resultado inmediato de esa denuncia fue que en la madrugada del 1 de junio de 1959 a todos los detenidos en los calabozos de la Jefatura los trasladaron a la Cárcel Modelo de Barcelona. Semír interpuso la denuncia por torturas en el Juzgado con el apoyo y respaldo del Colegio de Abogados de Barcelona. Un hecho sin precedentes que requirió determinación y valor por parte de los participantes. Dos semanas después el Juzgado envió un médico a la Dirección de la cárcel para realizarme una revisión médica y presentar un informe. Coincidí en la Modelo con Miguel Núñez, trasladado a la prisión de Burgos con una condena de 20 años. Al año me trasladaron a la Prisión Central de Carabanchel en Madrid y tras un Consejo de Guerra por rebelión militar, que era el procedimiento habitual antes del TOP, me condenaron a 7 años y me destinaron a la Prisión Provincial de Cáceres. En todo este periplo me apoyaron mis padres y en 1963 fui desterrado a Huesca y tras algunas peripecias en Barcelona salí de España ilegalmente hacia Paris y Berlín. Estudie y trabajé en Alemania y regresé a Barcelona en la primavera de 1975. Mi hermano abandonó legalmente España en 1960 y todavía reside en Paris. No puedo ni siquiera resumir el infortunio que para mis padres representó nuestro exilio. Nosotros no podíamos regresar y ellos nos visitaban cuando les era posible. No fui testigo presencial de todo el desarrollo posterior hasta 1975, pero si de su testimonio. De diferentes formas continuaron siempre comprometidos con la solidaridad hacia los presos políticos, vehiculando las ayudas económicas a los familiares y a los huelguistas de Cataluña y Asturias. Con los años disponían de una red de contactos internacionales y muy especialmente con la sección de Amnistía Internacional en Londres. Nuestra casa fue un centro de acogida legal o no para muchos activistas extranjeros solidarios con la lucha antifranquista. Desde las cárceles españolas se enviaban múltiples informes a la ONU y a su Asamblea General anual. Informes, denuncias y testimonios encaminados a mejorar las condiciones en las cárceles, el estatuto de presos políticos y la amnistía. Un combate duro y largo. Miles de familias, muchas de ellas numerosas sin ingresos ni recursos económicos. Muchos sacrificios y muchas privaciones y siempre con buena cara y buenas palabras para no aumentar el pesar de los que estaban encarcelados. Sobre todo que el ánimo no falte, adelante, adelante, siempre adelante.

Ese fue el combate de muchas mujeres. Muchas mujeres que trabajaban y se esforzaban para mantener un hogar y los hijos y que además de la falta de libertades sufrían la discriminación de los hombres e incluso la de sus compañeros. Por eso mi madre asumió, frente a la injusticia y la ingratitud, la lucha por la liberación de la mujer, el combate feminista por el derecho al divorcio, al acceso a la información sexual y la planificación familiar, a la interrupción del embarazo y la despenalización del aborto y la igualdad de oportunidades en el estudio y el trabajo. Esto, que hoy todavía necesita perfeccionarse y mejorar, era entonces, antes y después de la dictadura, un trabajo arduo, tenaz y a veces ingrato.

manola2.jpgEn este proceso la sociedad ha asimilado y asumido mucho, mucho mas que el mundo de la política de hoy. Entonces se repartían sacrificios y hoy privilegios. Hay sectores importantes de nuestra sociedad que padecen necesidades básicas y sufren y hay otros que no se enteran o no desean enterarse. Recuerdo que no hace tanto tiempo, ya en el régimen democrático, mi madre fue encarcelada por defender la despenalización y el aborto libre y gratuito, en1985. La Asociación de vecinos tuvo que convocar acciones para que los Transportes de Barcelona incorporasen nuevas líneas de autobuses para comunicar el Carmelo. Para urbanizar la Rambla del Carmelo tal como la conocemos hoy se necesitó “dios y ayuda” y la Escuela Tramontana y la Guardería igualmente. Parte de este testimonio, fácilmente contrastable hoy, lo protagonizaron mis padres junto a otras personas, pero lo que si puedo confirmar con certeza es que fueron un referente de compromiso y de lucha desde su casa de la Rambla del Carmelo 26 bis.

Es bien sabido que la democracia de nuestro país ha dado la espalda a este episodio decisivo de nuestra historia y sigue contribuyendo por activa y por pasiva a que la España y la Cataluña de hoy que todos disfrutamos no tenga vínculos históricos reales y tangibles con la lucha clandestina de una parte de la sociedad de nuestro país. Millones de turistas que visitan España se van con la impresión que la democracia de alguna manera nos fue regalada. Es más, hay una generación joven que desconoce por falta de referencias, lo que fue, lo que representó y como se consiguió liberarnos de la dictadura franquista. El esfuerzo y el dolor que todavía hoy persiste por la falta de reconocimiento y restitución de la Memoria Histórica de este país. Hay ejemplos y ahí tenemos la cárcel, La Modelo, que desaparecerá este año. Una cárcel manchada con sangre republicana y en donde cientos de miles de presos políticos en los años 40 fueron hacinados por docenas en celdas de seis metros cuadrados, sin apenas comida e higiene.

manola-luchadora.pngHe viajado bastante por Europa y los que lo hayan hecho saben que en todos los países en los que se sostuvo una resistencia clandestina y una lucha armada contra el fascismo conservan parte del patrimonio histórico de la liberación después de la Segunda Guerra Mundial. Por doquier hay referentes vivos de aquella resistencia y de las víctimas.
En España no y esta situación ha de cambiar y deben hacerse esfuerzos para alcanzar la normalidad, el conocimiento y reconciliación con nuestra propia historia.

Estoy convencido que el deseo de mi madre es merecido, efectivo y legítimo por encima de la fiebre constructora, el mega-urbanismo y la especulación.

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