Necesita manotear para que su propia ciénaga no se lo trague. Hace algo más de un año insultó la memoria de Manuel Sacristán desde las páginas de cultura ¡ya me dirán que tiene que ver! del periodico Avui. Le contesté en catalán a su desvarío ante la lápida que conmemora el lugar donde vivió el filósofo comunista lo que traducido al castellano sería, más o menos:
"Salvador Sostres es un desecho intelectual que intenta sobrevivir en el barro del insulto fácil: desde su columna del Avui intentó medirse con el filósofo Manuel Sacristán (muerto en 1985) con el recurso de la maledicencia a destiempo ... Una mirada de Manuel Sacristán en vida lo habría hecho correr como los perros que escapan entorpecidos por su propia anatomía, ladrando sin convicción mientras huyen después de su triste fechoría ... Gente como Sostres son el máximo de la cobardía.
Sin una sola neurona que le habite en el pensamiento original, Sostres repite los mantras de la guerra fría y convierte la propietaria de un inmueble de la Diagonal en una nueva Agustina de Aragón contra el comunismo, creyendo (quizás) que así se gana el derecho a unas migajas mediáticas, a una columnita donde depositar su malestar crónico con la vida y su cero en autoestima. Se asimila al último y más mediocre de los mendigos mediáticos que con su mala baba alimentan un parafascismo "ciudadano" mientras se confunden con los lameculos de los poderosos. No tiene altura ni para reptar sobre la lápida que conmemora el lugar donde vivió el pensador marxista, en Diagonal 527, y en una de borrachera de bilis grita al mundo que pertenece a los mejores y a los que van a ganar ... Que le aproveche la pesadilla de la razón mientras el resto del mundo siga despierto y libre de insania.
En el periódico Avui se publicó el vómito de Sostres en la sección de "cultura y espectáculos". Cultura, ninguna. Y como espectáculo, de los más tristes."
Ahora que persiste en el lamentable espectáculo de mostrarse como es, aparentemente encantado de haberse conocido según puede verse en El Pural.com, reivindico mis palabras de ayer, y lo seguiré haciendo mientras este señor siga viviendo del dinero de todos.
Porque Telemadrid es --hasta ahora, y mientras Esperanza Aguirre no pueda disponer de otra cosa-- una televisión pública.