Y las montañas no se cansan de seguir pariendo ratones... La reciente Cumbre de Lisboa de la OTAN ha sido una ratificación en tono menor del repliegue ordenado de los ejércitos bajo su mando de Afganistán, y una propuesta formal de acabar con la Guerra Fría con Rusia, cuando la Guerra Fría ya es otra cosa... y si el Partido Republicano no lo impide. No debió sonar bien a oídos recalcitrantes escuchar a Obama que ve a Rusia como un socio, y no como un enemigo. Ya en la rueda de prensa los periodistas bien informados ya preguntaron a Barack Obama sobre un posible retraso (léase, poner palos en las ruedas) a la ratificación del Tratado START de control de armamentos firmado con Rusia. Y ello a pesar de que se daba de hecho un paso más hacia la concreción de la vieja idea de incluir a todo el territorio europeo en un gigantesco y transoceánico escudo antimisiles, lo cual puede suponer un flujo constante de inversiones, beneficios y empleo para el complejo militar-industrial de los Estados Unidos. Rusia, invitada a participar en el proyecto, dará una respuesta definitiva en la reunión de ministros de Defensa prevista para junio de 2011, aunque según el Primer Ministro ruso Medvedev parece considerar más improbable que el Partido Republico de los Estados Unidos facilite el acuerdo que el Parlamento ruso. En relación a lo que puede acontecer con el veto republicano declaró: "Sería una pena que eso sucediese. El trabajo de muchas personas habría sido en vano. Espero que los republicanos tengan una actitud responsable."
Por tanto, parece que Rusia está también por declarar oficialmente la distensión y pasar página definitiva a la Guerra Fría del siglo XX (de hecho, ¿qué sentido tiene si ya no hay dos sistemas económicos enfrentados y Rusia se regodea en los aspectos más mafiosos del capitalismo que tiene su sede en Wall Stret?)...
Por tanto, la nueva "guerra fría" a la que tiene que hacer frente hoy la administración de Obama es la que, con sus pocos matices, han declarado, cada uno por su lado, el gobierno de Alemania y el Partido Republicano de los Estados Unidos. De hecho, se trata de lo que podríamos llamar "la guerra fría" en casa. Y el objetivo de sus ataques es la Reserva Federal y su política de seguir poniendo la política monetaria al servicio de la creación de puestos de trabajo mediante, entre otros mecanismos, la utilización de que se ha llamado "flexibilización cuantitativa" que utilizó por primera vez formalmente Japón en los primeros años de este siglo, que significa la compra de deuda a largo plazo.
Krugman explicó esta misma semana en el NYT que si la Fed comprara deuda a más corto plazo sería inútil, porque la tasa de interés de esa deuda es cercana a cero debido a que está tratando de reducir al máximo las tasas de interés, "como siempre hace cuando el desempleo es alto y la inflación es baja".
Y la inflación en los Estados Unidos es realmente baja. De hecho, la inflación subyacente - que excluye los precios de alimentos y energía, y se considera un indicador más adecuado para analizar las tendencias subyacentes – apenas significa un "0,6 por ciento, el nivel más bajo jamás registrado. Mientras tanto, el desempleo es casi del 10 por ciento, y el desempleo a largo plazo es el peor desde la Gran Depresión".
Esta política monetaria, como es bien sabido, implica la devaluación de hecho del dólar, hace más competitivos en el exterior los productos "made in USA" y por tanto debería reducir el déficit comercial de los Estados Unidos (y ayudar a que la industria se recupere y cree nuevos puestos de trabajo).
Naturalmente, Alemania --por interés propio y para fortalecer la fe fuera de toda racionalidad en las políticas que impone a la Unión Europea-- no está interesada en que esto suceda, como tampoco lo está el gobierno chino, que puede utilizar sus protestas por la política monetaria de la Reserva Federal como cortina de humo sobre el valor artificialmente devaluado de su moneda, y sus propias manipulaciones cambiarias.
Krugman quiere que nos preguntemos sobre los motivos que tienen los republicanos de unirse a esta nueva "guerra fría", convencido de que puede venir inspirada por motivos doctrinales, porque incluso Milton Friedman culpó a la Fed por no haber actuado con más fuerza durante la Gran Depresión, y en 1998 aconsejó al Banco de Japón que hiciera lo que ahora hace la Reserva Federal: "comprar bonos del gobierno en el mercado abierto".... exactamente lo que la Fed está haciendo ahora".
Coincido con Krugman en que la razón fundamental para esos ataques a las políticas monetarias que no se limitan al control de la inflación sino que siguen conteniendo elementos keynesianos de apoyo al pleno empleo no están motivadas por una convicción intelectual, sino por el egoísmo puro y simple. Los gobiernos de China y Alemania quieren que Estados Unidos no haga políticas que les permitan ser de nuevo una economía competitiva con pleno empleo... y los republicanos quieren un economía débil siempre y cuando haya un demócrata en la Casa Blanca para favorecer su vuelta al poder.
Y por lo que al escudo de la "guerra de las galaxias" en versión siglo XXI que lanzó en su momento Ronald Reagan, coincido con Hugo Martínez Abarca en que mientras recortan gasto social, congelan las pensiones y recortan gastos públicos porque alegan que hemos vivido supuestamente por encima de nuestras posibilidades, "los señores de la guerra acuerdan crear un inmenso escudo antimisiles (consistente paradójicamente en miles de misiles) de EEUU a Rusia pasando por Europa. Que nunca haya caído un misil en ese territorio que no haya sido lanzado por alguno de los países que ponen el escudo no es excusa alguna: ¿Qué queréis? ¿que nos pille desprevenidos un ataque de los terribles marcianos que esperan agazapados en el lado oscuro de la luna?"
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