Intervención de R. Romeva i Rueda sobre Western Sahara
24 noviembre 2010
Quisiera, en primer lugar, congratularme por el hecho de que, finalmente, tengamos ocasión de hablar sobre el Sáhara Occidental y de votar una resolución. Por una vez la presión de Marruecos no ha triunfado, como en otras ocasiones. Y eso es bueno para la credibilidad de este Parlamento, y para la transparencia en el caso del Sáhara Occidental.
En segundo lugar quiero condenar, de forma alta, clara y firme, la irresponsable y provocadora manera como se desmanteló el campo de Gdaim Izyk. Es verdad que la violencia vino de muchos lados, pero poner al mismo nivel a quienes se defienden de una agresión con quienes les reprimen, persiguen y torturan me parece del todo injustificable. Por eso exigimos una investigación independiente bajo la égida de Naciones Unidas.
No estamos ante un conflicto entre iguales. No todos tienen la misma responsabilidad, y no todos, en este conflicto, actúan con las mismas estrategias ni con las mismas armas.
Debemos pedir calma a todas las partes, sí, pero sobre todo debemos exigir al Reino de Marruecos que cese en su actitud hostil hacia el pueblo saharaui, que dejen de hostigar a parlamentarios, a medios de comunicación o a defensores de derechos humanos.
Y la Unión Europea no puede seguir con esta ceguera cómplice, como si no pasara nada. Como Unión Europea tenemos una gran responsabilidad histórica, especialmente algunos países, como España y Francia.
Actuemos con sensatez, sí, como nos pedía la Ministra Trinidad Jiménez. Pero es que lo sensato, hoy, es decir basta al régimen de Marruecos. Está muy bien querer tener buenas relaciones comerciales con Marruecos, pero no a costa de los derechos humanos ni de vulnerar la legislación internacional.
Una solución justa, sostenible y mutuamente aceptable, Sra. Jiménez, Sra. Ashton, pasa por que se pueda celebrar el referéndum de autodeterminación. Hagámoslo posible.