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José Luis López Bulla CUMPLEAÑOS DE CONCHITA SUPERVÍA
José Luis López Bulla


En 1885, en el mismo día de hoy, nacía la gran mezzosoprano Conchita Supervía. Quince años antes de que lo hiciera mi padre adoptivo, el maestro confitero Ceferino Isla. Ella vino al mundo en Barcelona, él abrió los ojos en Santafé, capital de la Vega de Granada; sépase que Granada está cerca de Santafé.

Copio lo que dice don Google de esta dama: “Amén de sus excepcionales dotes vocales que le permitían gran velocidad en la
coloratura y un dominio de los matices sonores y tímbricos, el valor histórico de la Supervia fue rescatar para la cuerda de mezzosoprano de coloratura las tres máximas heroinas de Gioachino Rossini (Rosina de El barbero de Sevilla, Angelina de La Cenerentola e Isabella de L'italiana in Algeri). Compuestas originalmente para mezzosopranos, había sido adulteradas por la imposición de otros modelos estilísticos posteriores siendo cantadas por sopranos ligeras o canarios ante la virtual extinción de la mezzo de coloratura. Exacta en el fraseo y la intención, su exagerado uso del "vibrato" le valió criticas adversas, no obstante es su restauración filológica del belcantismo rossiniano su mayor contribución al mundo de la lírica. Cantándolas en las claves originales, Supervía volvió a la tradición estilística siendo la pionera de figuras como Teresa Berganza, Marilyn Horne, Frederica von Stade, Agnes Baltsa, Lucia Valentini Terrani, Cecilia Bartoli y Joyce DiDonato” .

Pues bien, el maestro Ferino siempre recomendó escuchar, arrodillados en el reclinatorio, a Conchita Supervia en Granada (Isaac Albéniz), una pieza discográfica, rara de encontrar, que esta bitácora pone a la atención de don José Carrillo de Albornoz (de los Carrillo de Santafé) y don Joaquín Aparicio (de los Aparicio del Valle del Jerte) y de quien sea menester. Que se sepa de una vez por todas: ambas personalidades, eminentes profesores, nunca dieron que hablar en eso del llamado fracaso escolar o fracaso profesoral o como quiera que sea. Lo saben desde el firmamento tanto Columela como don Bartolo de Sassoferrato.




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