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Àngels Martínez i Castells. El NYT, el poder de la banca y WikiLeaks
Àngels Martínez i Castells.

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Me parece sumamente interesante esta opinión publicada en el NYT del día 25 en la que se relaciona libertad de expresión y el poder de la banca. Fíjense que aunque empieza hablando de Julian Assange y su organización, al final somos cada una de las personas que tenemos un blog las que podemos sentirnos en el punto de mira. Creo que, en muchos casos, los bancos deben estar bstante molestos por la libertad con la que desde muchos blogs se denuncian sus manejos y sus turbiedades. Acostumbrados a su impunidad y prepotencia, ésta es una entrada para hacernos reflexionar, porque se equipara el servicio financiero con un servicio público --como de hecho así es, con todos sus deberes (que la banca no cumple ni por asomo). Y la pregunta que podríamos formular a continuación sería: ¿por qué entonces no sólo NO se garantiza el acceso financiero a los cobros y pagos y al crédito, sino por qué NO se crea YA una banca pública?

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Bancos y WikiLeaks

El sitio Web de denuncia de irregularidades Wikileaks no ha sido declarado culpable de ningún delito. El Departamento de Justicia aún no ha presentado cargos por revelar información confidencial del Departamento de Estado. Sin embargo, la industria financiera está tratando de derribarlo.

Visa, MasterCard y PayPal anunciaron en las últimas semanas que no iban a procesar ninguna transacción prevista para Wikileaks. A principios de este mes, el Bank of America decidió unirse al grupo, argumentando que Wikileaks puede estar haciendo cosas "incompatibles con nuestra política internas para el procesamiento de pagos."

La Reserva Federal, el regulador bancario, lo permite. Al igual que otras empresas, los bancos pueden elegir con quién hacer negocios. Negarse a abrir una cuenta para alguna entidad no deseada se cosndiera algo así como gestionar un riesgo razonable. El gobierno incluso obliga a los bancos a estar atentas en relación a "empresas sombra" - como el tráfico de drogas y lavado de dinero - y se niegan a hacer negocios con los que participan en ellos.

Pero la capacidad del banco para bloquear los pagos a una entidad legal plantea una perspectiva inquietante. Un puñado de grandes bancos podría impedir el funcionamiento de cualquier organización que no les gustara, simplemente cortándoles el acceso al sistema de pagos y aislándola con ello de la economía mundial.

Lo que está en cuestión es que los bancos no son como cualquier otro negocio. Dirigen el sistema de pagos. Esa es una de las principales razones por las que los gobiernos los protegen de la falta de garantías explícitas e implícitas. Esto hace que no sean tan diferentes de otros servicios públicos. Sin embargo, una compañía de telecomunicaciones, por ejemplo, no puede negar el servicio telefónico o de banda ancha a una organización que no le gusta, argumentando que podría tratarse de un negocio de riesgo.

Nuestra preocupación no es específicamente sobre los pagos a Wikileaks. Esta no es la primera vez que un banco rechaza una empresa por motivos similares de gestión de riesgos. Los bancos en Colorado, por ejemplo, se han negado a abrir cuentas bancarias para los dispensarios legales de marihuana medicinal.

Sin embargo, se suscitan preguntas inquietantes. La decisión de vetar WikiLeaks se produjo después de que su fundador, Julián Assange, dijera que el próximo año daría a conocer datos que revelan la corrupción en el sector financiero. En el 2009, el Sr. Assange dijo que WikiLeaks tenía el disco duro de un ejecutivo del Bank of America.

¿Qué pasaría si un puñado de grandes bancos decidieran que un bloguero es especialmente molesto --u otra organización "demasiado arriesgada"? ¿Qué pasa si deciden - banco tras banco - cerrar el acceso financiero a un periódico que está a punto de revelar verdades molestas sobre sus operaciones? Parece claro que la decisión no puede dejarse únicamente a los bancos, ni a su manera habitual de hacer negocio.

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