
No hay nada forzado en la falta de autencidad de Zapatero. La ha ido adquiriendo paulatinamente y con naturalidad. Los datos apuntan a que esa falta de autencidad tiene dos precedentes: Bettino Craxi y Toni Blair. En los tres políticos hay una nota común: la poda del socialismo –al igual que el famoso árbol de la película de Jacques Tati, Mon oncle— se hace sobre la base de hechos concretos. Una desforestación de su ecosistema político que también se hace sin encontrar llamativas resistencias. Ocurre igual que cuando Calígula nombró senador a Incitatus, el famoso caballo nacido en Hispania, sin que nadie en el Senado romano rechistara. Demasiado silencio en el PSOE, hecha la excepción –hasta donde yo conozco-- de Raimon Obiols.
Obiols, el inquieto político catalán, interpela a sus correligionarios y al conjunto de la izquierda: “los debates sobre el ‘futuro de la izquierda’, ‘el futuro de la socialdemocracia’, etc, producen una cierta angustia: es como si los médicos se dedicasen a discutir, no sobre curar las enfermedades sino sobre su futuro profesional. Se asume que hay una ‘crisis de la socialdemocracia’ (la derecha se dedica a hablar de ello constantemente) pero eso es una verdad a medias que puede convertirse en un error: hay que hablar a medias de la crisis del capitalismo financiero deregulado y de la crisis de la política… En esta situación de crisis, los partidos de la izquierda y del centroizquierda han de recuperar una ambición de teoría”. [Fin de la cita].
Modestamente yo veo las cosas de otra manera. La crisis de la socialdemocracia no es una verdad a medias; es una verdad como una catedral. Más todavía, que indudablemente se tenga que hablar de la crisis del capitalismo financiero desregulado no empece que la socialdemocracia esté en una crisis caballuna. Y, recordando la máxima de Giuseppe Di Vittorio, la “crisis a medias” representa para la socialdemocracia una crisis al cien por cien. De la que se puede salir, para empezar, siguiendo la orientación obiolsiana: recuperando una ambición de teoría. Citando a Willy Brandt, Obiols recuerda la necesidad de “nuevos comienzos”.
Pues bien, los “nuevos comienzos” que, en su día sugirió el profeta Tony Gidden --tan ubícuo en el primer mandato de Blair y tan silencioso en estos tiempos de ahora mismo-- representaron una vuelta atrás, tres cuartos de lo mismo que Massimo D’ Alema y el resto de su empresa funeraria. Aquello no fue un nuevo comienzo sino un contagio de una parte considerable del disco duro de las derechas y de los tinks thanks de allende y aquende los mares. Dejemos las cosas meridianamente claras: aquel viaje al pasado no perseguía la búsqueda de una clientela centrista sino una nuevo genoma de referencia. El fracaso de todos ellos no sólo lo hemos visto sino que especialmente lo estamos padeciendo. Puestos a ser maleducados: las metafóricas sombras de Audax, Ditalcón y Minuro son alargadas.
Mientras tanto, con Zapatero sólo cabe esperar: “Del salón en el ángulo oscuro / de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo / veíase el arpa”. El arpa del infatigable y querido Raimon Obiols. Que como Lázaro, espera que le diga “Levántate y anda”.