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GADDAFI , TONY GIDDENS Y EL OLOR DEL DINERO
Lluis Bassets nos recuerda hoy en El País-Cataluña la dimisión del director de la London Scholl of Economics, la prestigiosa institución fundada por el matrimonio Webb por sus poco serias relaciones con el doctor Gadaffi Jr. Pues bien, en medio de esa noticia aparece otra implicación: Tony Giddens, de los Giddens de toda la vida de la tercera vía, resulta que durante un cierto tiempo fue asesor financiero del padre del doctor, esto es, el Carnicero de Trípoli. Giddens asesoraba al tipo a través de la consultoría norteamericana Monitor Group.
Fantástico, quien con la mano derecha aconsejaba retorcidos caminos a la izquierda –a todo un tropel de personajes como Veltroni y D´Alema--, con la siniestra mano asesoraba al carnicero libio para que siguiera haciendo de las suyas. Giddens, un personaje estrábico, que ha tenido una notable en altísimos responsables de la política (empezando por Blair) que, al parecer, seguía la máxima bíblica de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Pues bien, hasta la presente este politólogo hermafrodita no ha dicho todavía ni mú. Pero no hay que preocuparse: nadie le pedirá explicaciones, porque más de uno, más de cien y más de mil coinciden con él en la belleza de billetes, billetes verdes. Como dejó sentado en su día Vespasiano “pecunia non olet”.
Fantástico, quien con la mano derecha aconsejaba retorcidos caminos a la izquierda –a todo un tropel de personajes como Veltroni y D´Alema--, con la siniestra mano asesoraba al carnicero libio para que siguiera haciendo de las suyas. Giddens, un personaje estrábico, que ha tenido una notable en altísimos responsables de la política (empezando por Blair) que, al parecer, seguía la máxima bíblica de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Pues bien, hasta la presente este politólogo hermafrodita no ha dicho todavía ni mú. Pero no hay que preocuparse: nadie le pedirá explicaciones, porque más de uno, más de cien y más de mil coinciden con él en la belleza de billetes, billetes verdes. Como dejó sentado en su día Vespasiano “pecunia non olet”.
Font:
José Luis López Bulla
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