LA CES O EL EJÉRCITO DE PANCHO VILLA

Las noticias que me han llegado del Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos, clausurado ayer en Atenas, indican que ese encuentro ha sido algo más que un fiasco. De un lado, un aspecto tan central como la política salarial y la negociación colectiva ha sido remitida al quehacer de los sindicatos nacionales; de otro lado, se ha producido una manifiesta insensibilidad hacia los inmigrantes. Los principales responsables de todo ello han sido los sindicatos bálticos que creen no necesitar una negociación colectiva europea, aunque sea incipiente. Pero hay más responsabilidades compartidas. Por ejemplo, la preparación del congreso.
Me pregunto: sabiendo los sindicatos del Sur cómo se las gastan sus cofrades bálticos ¿hasta qué punto han realizado una tarea de explicación de las enmiendas que iban a presentar en Atenas? ¿hasta qué punto se han planteado reuniones bilaterales para pacientemente intentar convencer a los nórdicos de lo errada de su posición?
Por lo demás, retengo los extravagantes métodos a la hora de las votaciones de las enmiendas. Los responsables de la moderación del Congreso han reiterado la técnica de englobar en un todo, de hacer votar todo un paquete de enmiendas que, según ellos, tenían un aproximado parecido. Ni siquiera han atendido las peticiones de quienes exigían votaciones separadas para tal o cual enmienda. Lo que es sorprendente: doy fe, por haberlo vivido directamente, que en la vida parlamentaria hay la misma costumbre, pero si un diputado pide votación separada de tal o cual enmienda, esa demanda (con perdón) va a misa.
En resumidas cuentas, todo ello me lleva a las siguientes consideraciones. Primero, el déficit de europeismo ha contagiado la vida sindical europea. Segundo, no es oro todo lo que reluce en las declaraciones altisonantes de solidaridad. Tercero, la confusa gestión del congreso es mala compañera. Cuarto, la Europa social sigue siendo una asignatura pendiente en el mismísimo interior del sindicalismo europeo que se ha comportado como un conjunto de retales dispersos. Francamente, eso es la Brigata Brancaleone,
versión medieval del ejército de Pancho Villa.
Apostilla: el fiasco de Atenas no se refiere a menundencias sino al tronco de la personalidad del sindicalismo confederal.

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