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José Luis López Bulla ¿ESTÁ INTERESADO ZP EN APOYAR A RUBALCABA?
José Luis López Bulla
Homenaje a Plácido Domingo en Tamerlano.




¿Se trata de una pregunta retórica? Digamos que casi, casi. Se supone que ZP debe estar interesado en la victoria de Rubalcaba y, de momento, cualquier sospecha en sentido contrario no tendría fundamento. Pero la intención –al menos en el artificio de la política-- es una condición aproximadamente necesaria, pero no definitivamente suficiente. Para despejar la incógnita de esa ecuación ZP debe demostrarlo de una manera inequívoca. No bastaría, así las cosas, afirmar ritualmente: he aquí a Alfredo en quien he puesto todas mis complacencias.


Veamos, dicen nuestros serviolas en el acto de ayer, do se proclamó a Rubalcaba como candidato, que dejó sentado algunos de los pespuntes que indiciarían algunas de las orientaciones del in pectore. A saber: un nuevo impuesto de patrimonio para fomentar la creación de empleo; más control del Estado en los asuntos del urbanismo; defensa de la sanidad pública; mejor educación; … una cierta reforma de la ley electoral. O sea, un elenco de propuestas que, en buena medida, han sido piedra de exigencia de una gran parte de la ciudadanía activa desde hace tiempo, oídas (pero no escuchadas) por ZP y su equipo de gobierno. Ahora, de todas formas, el artificio de la política las repesca y, aunque de momento sean envoltorios, forman parte de la declaración de intenciones del candidato Rubalcaba. De todas formas, como ya dejara indicado Karl Kraus (cuya obra se recomienda especialmente para soportar las calores veraniegas) “el papel lo aguanta todo”.


Pues bien, ZP debería dar un giro “rubalcabiano” en lo que le queda como inquilino de la Moncloa. Esto es, darnos un anticipo de lo que figura en la sintaxis del candidato. De esa manera podríamos saber “si todavía hay partido”. Abro paréntesis: es curioso como las categorías del artificio de la política van desapareciendo en beneficio de los lenguajes deportivos. Lo que no es cosa de ahora: ¿recuerdan ustedes cuando José María Azores, a la mala sazón de ser presidente del Gobierno, dijo que “la mano de Iker Casillas pararía la huelga general”? El magnífico cancerbero no pudo, sin embargo, impedir aquel “penalti”. Cierro paréntesis.


Un precavido ZP, afirmó antes de la proclamación del candidato, que una cosa era el programa del PSOE y otra la acción del gobierno. Un lenguaje asaz chocante, desde luego. Pero que, tal vez, intenta esconder las distancias (si es que las hay) entre lo que el Gobierno sin Rubalcaba iba a seguir haciendo y los tropos del candidato. En resumidas cuentas, poca credibilidad tendrá Rubalcaba si ZP sigue empeñado en su erre que erre.





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