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José Luis López Bulla LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN Y EL DÉFICIT
José Luis López Bulla
Homenaje a Sacco y Vanzetti



Me lo dijeron ayer las lenguas de doble filo: Zapatero podría haber hecho retirar el lema de la campaña electoral de Rubalcaba. Ya no cabe el recurrente “ojo, que vienen ellos”. Ahora corresponde algo más contundente: “Los hemos traído nosotros”. Lo que le ha hecho poner al candidato los ojos como acentos desorbitadamente circunflejos. El nuevo lema del cartel, tal vez menos atractivo para el potencial electorado, es al menos mucho más verosímil.


Por lo general se ha achacado a Zapatero su fuerte inclinación a las ocurrencias de última hora. Ahora bien, cuando ese estilo se repite de manera montaraz –en esta ocasión nada que ver con el honrado oficio de los guardabosques-- estamos ante la consolidación, mutatis mutandi, de una forma de ver las cosas, de un quehacer político, de una ideología. El recurrente botón de muestra alcanza ahora su expresión más acabada en la propuesta (ya acordada con “los que vienen”) de reformar la Constitución para fijar el techo del déficit. Doña Salgado ha afirmado en la radio esta mañana, mientras yo me zampaba mi tostadita de pan con aceite, que es lo mismo que se procura hacer en Francia e Italia. La doña no ha caído en la cuenta de que abría la posibilidad, en pura lógica, de establecer una aproximada comparación con Sarkozy y ese Berlusconi.


La medida, que seguramente será aplaudida por los próceres azapaterados igual que el Senado romano ovacionó a Calígula cuando propuso como pater conscriptus al caballo Inicitatus, la medida, digo, es un rejón contra las políticas sociales. Y destaca, además, por su carácter ademocrático: lo que fue aprobado en su día en consulta popular se convierte ahora en un cabildeo entre los que traen a ellos y ellos. Para más señas, la aconchabada operación se produce cuando esta legislatura está solemnemente fenecida. Toda una lección de servidumbre al turbocapitalismo; toda una lección de lepra política. Desde luego, “ellos” –los que han sido traídos-- no tendrán sentido de la proporción si no agradecen a Zapatero los servicios prestados. No sólo hasta la hora presente, sino también a lo largo de la próxima legislatura, pues ¿qué van a decir desde las bancadas de la oposición quienes, de manera solícita, se han empeñado en que vengan ellos.


Mientras tanto, el socialismo catalán está enfrascado en su quisicosa: tener un grupo parlamentario propio en las Cortes. O tempora o mores.


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