Escribo esta entrada con el agradecimiento que no pude expresar a cada una de las personas amigas de Altea con las que Rosa Maria Artal y yo compartimos unas horas de libertad, de sanísimo ejercicio de ciudadanía, de pensamiento y expresión políticamente impecables (aunque algunos los considerarían políticamente incorrectos)… Unas horas de un discurso colectivo, plural, de los que aportan fuerzas y razones para ponerse en pie y seguir avanzando, sumando, construyendo alternativas radicales (que van a la raíz y por tanto vivifican y fortalecen desde lo más hondo). El motivo fue el cariñoso empeño de José Miguel Bella y otros compañeros y compañeras de Altea que habían leído Reacciona, que conocían el blog de Rosa Maria Artal y que querían invitarnos a su asamblea para preguntar, opinar y sentirnos abrazados por esa complicidad que surge de manera inevitable cuando se juntan unas pocas (o muchas) personas que no se creen lo que se publican en primera página los rotativos de los magnates de la prensa, saben leer entre líneas, no acatan lo que no por legal deja de ser injusto, no se resignan a esta realidad de desigualdades y sufrimiento y siguen (son) este hilo de (r)evolución que perfila la historia de las sociedades y señala sus mejores páginas… Esta gente indignada que quiere democracia real, y la quiere YA, y apuesta con todas sus fuerzas por un mundo mejor, más justo y amable con las personas más débiles.
Abrió el acto José Miguel Bella, representando la organización sobrada y justificadamente indignada de Altea, e incidiendo en lo podía haber aportado un libro anterior al 15-M como es Reacciona, escrito por personas indignadas desde hacía tanto tiempo. Siguió Rosa Maria Artal, coordinadora y de hecho la auténtica responsable de que el libro se publicara, pero también autora de uno de los capítulos imprescindibles para poder sentarnos con menos peligro frente al televisor y hacer la lectura oportuna y saludable de los medios de comunicación en nuestros días. Rosa Maria Artal compartió generosamente su tiempo de presentación con los autores ausentes, hablando de las ideas que han aportado a Reacciona desde quien lo prologa, Stéphane Hessel, hasta quien lo abre, el maestro José Luis Sampedro, a quien lo cierra, nuestra amiga y fundadora de Attac-Madrid, Lourdes Lucía.
Por mi parte, quise ampliar algunas de las estafas cotidianas que no cabían en mi capitulo, desde la necesaria inversión de la realidad tal y como nos la presenta la visión dominante en economía (en la que sólo recibe luz y atención un sector privado que se mantiene penosamente en pie a costa de vampirizar el sector público, para la que tan poco importan los trabajos no remunerados tan imprescindibles, los cuidados fundamentales para la vida, y donde tan poco se respeta la naturaleza) hasta la ampliación de los recortes (más allá del sector sanitario público que subre unas embestidas brutales de la avaricia de los poderosos) para acabar denunciado el empeoramiento de los determinantes de salud en una sociedad cada vez más enferma –que, en una paradoja macabra, quiere acabar incluso con la atención sanitaria pública que palía y compensa (aunque sea a veces con fármacos poco recomendables) las agresiones de un modo de vida que por fuerza tiene que enfermarnos: trabajos en precario, hipotecas asfixiantes, recortes en ayudas, pensiones congeladas, subsidios que acaban, salarios que menguan y exijen tantos esfuerzos suplementarios para que tantas y tantas personas puedan mantener una supervivencia digna… Recordé, como ya sabían mis nuevos amigos y amigas de Altea, que una vida saludable no es aquella en la que está ausente la enfermedad, sino la que nos permite tejer solidaridades de base y la autonomía suficiente para poder compartir nuestro tiempo, esfuerzos y lucidez en un sano ejercicio de construcción de redes personales y sociales ya hoy imprescindibles para el progreso civilizatorio.
No quiero extenderme más, porque sería injusta con las intervenciones que siguieron y que pusieron de manfiesto la calidad personal y madurez de l@s indignad@s de Altea. Fue un privilegio compartir con els indignats i les indignades d’Altea estas horas de complicidad –como fue emocionante, después de la charla, el recuerdo al compañero y amigo Ovidi Montllor en un sitio tan cercano a dónde nació y murió. La distancia que ahora me separa de Altea queda en gran medida salvada por una complicidad muy honda y muy de base, y por unas olas que veo desde la ventana de un mar que baña también las piedras blancas de la playa de Altea. Unas olas que me recuerdan lo importante que es la insistencia, la perseverancia en seguir luchando por un país mejor, por otro mundo posible, construido con lo mejor de muchas personas. Otro mundo con menos explotación y desigualdad al que quizás contribuyamos en algo quienes escribimos Reacciona, pero que deberá muchísimo a las asambleas y organizaciones de indignadxs del 15-M (con gente sanísima como la dels indignats d’Altea) y a quienes conservaron, renovaron o actualizaron sus viejas, legítimas e inveteradas indignaciones y su veteranía en las luchas. Esos imprescindibles de los que nos habló Bertold Brecht, y que deberían ser legión… y que son también juventud con canas en estas asambleas de libertad, de rebeldía con causa, y de esperanza… Para que nunca más se pueda volver a enjaular esta “fera ferotge” que somos tod@s (en nuestros mejores momentos)…