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José Luis López Bulla ITALIA EN ACCIÓN: Una exclusiva de Gianni Bombaci
José Luis López Bulla


He esperado un poco antes de escribir estas breves notas, aguardando las movilizaciones e iniciativas de lucha realizadas (y futuras) de la CGIL. El escenario de finales de agosto y principios de setiembre ha sido bastante variable y “movido”, lo que dificulta hacer una completa lectura. Hasta hace pocos días no estaban claros los contenidos de la “manovra” de los Presupuestos, que había sido cambiada por lo menos cuatro veces: contradicciones internas en la mayoría, populismo, trucos en el presupuesto, extremismo en las algunas medidas, inserción arbitraria en la manovra de algunas partes que son extrañas a los problemas del Presupuesto han sido las causas principales de esta confusión y sus diversas reelaboraciones (1).


Las acciones que ha decidido la CGIL y la huelga general del 6 de septiembre han tenido no sólo un éxito más allá de lo esperado, también han contribuido a determinar las pocas novedades de la manovra presupuestaria, tales como las relativas a la decimotercera mensualidad de los empleados públicos y a las festividades civiles (25 de Abril, fiesta de la Liberación del nazifascismo, Primero de Mayo y 2 de Junio, fiesta de la República) que de manera odiosa se pretendía suprimir.


Las manifiestaciones que han acompañado la huelga han registrado una presencia extraordinaria, no vista en los cortejos y las calles desde hace por lo menos veinte años, de jóvenes, mujeres, pensionistas y también de un gran número de asociaciones, alcaldes, administradores de los Entes locales y representantes de las fuerzas políticas. Todo ello prueba que la CGIL no sólo no ha aparecido aislada en esta fase sino que ha visto crecer a su alrededor un nuevo esfuerzo y nuevos apoyos. Un viento nuevo, ésta es mi impresión, recorre el país. Existe una consciencia cada vez más extendida de que la manovra no sólo es profundamente inicua e irresponsable sino inútil como es ha acabado agudizando la pesadísima crisis económica y presupuestaria italiana. Es incapaz de diseñar políticas estructurales de desarrollo y crecimiento, y continúa golpeando a los trabajadores dependendientes y a los pensionistas, empeorando las perspectivas de empleo, del Sur del país, de los servicios públicos y el Estado de bienestar. Lo que a la CGIL le espanta es que, durante este año, se haga una ulterior “manovra” que corrija a peor la actual.


Tras la huelga general, el Gobierno cambia a peor la manovra económica: el iva pasa del 20 al 21 por ciento con el consecuente y previsible aumento de los precios y la inflación, mediante otro golpe a los consumos y otro freno al crecimiento del país atacando las rentas más bajas. Otro golpe a las pensiones y a las mujeres: la edad de jubilación de las mujeres aumentará a partir de 2014 y no de 2016. Se trastoca el sistema público de pensiones a través de medidas duras al universo de las mujeres. Es en conjunto una mofa: se introduce una supertasa del 3 por ciento sobre las rentas superiores a los 300.000 euros al año: una medida ineficaz, demoagógica y embustera, pues téngase en cuenta que en Italia son poquísimos los que declaran más de esa cifra al año.


La CGIL no está a la espera ni a enrocarse en el sí o no a los diversas decisiones de la mayoría del Gobierno. Ha avanzado sus propias propuestas para evitar la recesión económica y el declive civil del país mediante: un plan estructural de lucha contra la evasión fiscal; un impuesto extraordinario sobre los grandes inmuebles y un ordinario sobre las grandes fortunas; hacer pagar a los que nunca lo han hecho y a los que nunca pagan; reducir a la mitad el número de parlamentarios y una reorganización de las instituciones públicas; calificar los servicios públicos; valorizar el patrimonio público; defender las iniciativas y la autonomía contractual del sindicalismo; y tutelar los derechos de los minusválidos.


Las propuestas de la CGIL son serias, factibles y orientadas al reequilibrio de las cuentas públicas, capaces de relanzar el crecimiento, el desarrollo y el empleo. Son las propuestas de un sindicato responsable con el país, las trabajadoras y los trabajadores que miran el conjuunto de los intereses generales.


Con este objetivo, la CGIL se mueve ahora con los firmes pilares de la acción sindical. Continuidad de la movilización en la calle, recursos legales sobre algunos aspectos puntuales de la “manovra”, de evidente inconstitucionalidad, como la contribución de “solidaridad” previsto sólo para los empleados públicos, el todavía más odioso de la “tasa de las remesas de los inmigrantes” a las propias familias. Esta es una norma que ha querido la Lega de Bossi para dañar a los trabajadores inmigrantes que están en Italia, el han introducido en el artículo 9 de la “manovra” que presupone auténticos y reales guetos para las personas minusválidas, poniendo discriminaciones inaceptables e inciviles entre los trabajadores normadotados y los discapacitados.


En fin, entre la preparación de los recursos judiciales está la batalla contra el artículo 8 de la manovra. Es una disposición subversiva que tiene que ser suprimida antes que desquicie los principios que regulan los contratos de trabajo en Italia, mediante la previsión de excepciones, que habían sido pactadas con los sindicatos territoriales y sus contrapartes empresariales, enm los convenios colectivos y en las mismas leyes del Estado. CSIL y UIL han declarado que nunca se aprovecharán de este instrumento; pero ello, obviamente, no basta. Es inadmisible que se pueda aceptar un régimen que pueda violar las mismas leyes del Estado a partir del Estatuto de los Trabajadores (Statuto dei lavoratori).


Ahora están previstas tres citas de relieve: el sábado 15 de Octubre con una gran manifestación nacional en Roma de los empleados públicos, el profesorado de toda la enseñanza (incluido el universitario y la investigación); a primeros de noviembre una gran iniciativa de los jubilados contra todas las normas de la “manovra” que recortan las pensiones, los servicios socio-asistenciales y sanitarios; y a finales de año se realizará una gran manifestación nacional que tendrá como eje central el trabajo, el crecimiento y la salida de la crisis.


Por lo demás, hay otros dos aspectos que quiero comentar sumariamente. El primero es el cuadro político. Las conocidas (ahora, sí) maneras de este Gobierno y (todavía más) de su presidente, Berlusconi, están minando más que nunca la cada vez mayor falta de credibilidad de nuestro país y de nuestro futuro, particularmente en el exterior y también de los invocados mercados.


Para evitar que el euro y la Unión Europea (o lo que queda de ella) se desvanezcan en la nada, con impactos imprevisibles y desastrosos en la situación concreta de la ciudadanía y de los trabajadores, se necesitan actos concretos. Hoy, a pesar de las enormes dificultades e incertidumbres –y, no obstante, los intentos por parte de los Gobiernos en la defensa desde el primero hasta el último sus propios intereses nacionales— la urgencia de salvar el euro hace ganar cada vez más terreno a los temas de la emisión de eurobonos y la creación de una unión fiscal y política a partir de los países de la eurozona.


Desde Berlín a París empiezan a surgir indicaciones bastante claras con la voluntad de acelerar el proceso de unificación fiscal, económica y política. Hay quien piensa en diseñar un nuevo Tratado, paralelo al de Lisboa, entre los países que comparten el euro. El resto pertenece a la deriva intergubernamental, a la humillación del principio de la legitimidad democrática y a la marginalización o exclusión de países como Italia, aunque no sólo.



(1) La expresión “manovra” (un neologismo italiano) no admite una traducción fácil en la sintaxis parlamentaria española. Lo más cercano sería decreto del conjunto de medidas presupuestarias o de financiación (N. del E.)
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