Decía hace poco Filipe Diniz en Avante que en la ofensiva que quiere arrambar también con lo que queda del «Estado social» resuena el viejo “Viva la Muerte” de Millán Astray. Y lo ilustraba explicando que en los EE.UU. hace pocos días, preguntaron a uno de los candidatos por el candidato republicano, Ron Paul, qué podría hacer una persona 30 años si de repente se encuentra con necesidad de cuidados intensivos durante seis meses y carece de seguro salud. Su respuesta fue concluyente: “La libertad es sólo eso, asumir su propia responsabilidad.” Y cuando el entrevistador, siguiendo el hilo, le preguntó si la sociedad tenía que dejar simplemente que mueran las personas que se encuentren en una situación parecida, los partidarios de Ron respondieron al unísono: “Sí”. Para estos seres para las que sólo vale la ley del más fuerte cuando ellos son los más fuertes, los derechos no son universales, sino proporcionales a la capacidad económica de cada uno. Y no hay que ir a los Estados Unidos para encontrar ejemplos. Así piensan muchas des-esperanzas y consellers que firman, propugnan, elaboran o disimulan los recortes brutales en educación, salud, Seguridad Social, rentas mínimas de inserción, salarios de supervivencia.
La ofensiva de los poderosos en todo el mundo occidental –y en buena parte de las naciones que han emprendido una vía y vida propia hacia una sociedad más justa– apunta muy alto. No sólo quieren partirle el espinazo al movimiento sindical, sino que criminalizan la resistencia de los distintos movimientos de trabajadoras y trabajadores y buscan borrar del mapa, o diluir, (o ilegalizar, siempre que sea posible), los partidos y organizaciones de la resistencia en firme, los que se reclaman del comunismo como deber y compromiso, quienes practican la insubordinación como dignidad frente a tanta manipulación y mal disimulo, y quienes no juegan a alternancias, ni ofrecen falsos gambitos que ocultan la extenuante desigualdad. Cuando la desvergüenza y la rapiña de los poderosos ha llegado tan lejos que la unidad puede fraguarse en las posiciones radicales (de raíz… y de clase) que significan el nacimiento de un mundo nuevo, es difícil pensar que ninguna persona demócrata, solidaria y consecuente, se conforme con menos.
Un texto muy oportuno al respecto: Comunicado de la Promotora Estatal de las Mesas Ciudadanas de Convergencia y Acción.