La Comisión Promotora de la Assamblea Social de Catalunya desea hacer llegar a los ciudadanos las siguientes reflexiones ante la situación política actual:
1) La gestión neoliberal de la crisis económica y social que estamos padeciendo continúa y se radicaliza de la mano del gobierno de Convergència i Unió. Con el pretexto del déficit público, los grandes inversores exigen (y los gobiernos en general y el nuestro en particular se prosternan ante estas exigencias) que sus beneficios se garanticen a costa de la reducción de sueldos, salarios y prestaciones sociales.
2) Como si el déficit público fuera un tabú inadmisible, los poderes financieros imponen cambios constitucionales a los Estados miembros de la Unión Europea a fin de garantizar que unos estrictos límites al endeudamiento público se conviertan en ley, ligando de pies y manos a los gobiernos en las sus decisiones de política económica y secuestrando así la voluntad popular.
3) En Catalunya y España, estas decisiones, que vacían de sentido la ya precaria democracia existente en nuestro país, se han tomado por simple acuerdo parlamentario entre los dos partidos mayoritarios en el Estado español, sin someterlas a referéndum como parece exigible para cualquier cambio constitucional. Y, pese a una tímida protesta de Convergència i Unió, más por razones de forma que de fondo, se han trasladado ipso facto a Catalunya, que se convierte en pionera en la aplicación de toda clase de medidas restrictivas del gasto público, particularmente sangrantes en el ámbito de la sanidad.
4) Son innumerables, fuera del ámbito del discurso oficial, las voces que denuncian la insensatez de una política económica procíclica (responder a la reducción de la actividad económica privada con una reducción similar de la pública), que no hará más (como ya pasó cuando la crisis de 1929) que aumentar y acelerar la espiral recesiva y alargar, por tanto, la duración de la crisis actual.
5) Esta insensatez no es sino la traducción de la incapacidad de unos políticos entregados en cuerpo y alma a la fe neoliberal, convencidos de la su bondad o simplemente cobardes ante las presiones del poder financiero, cuando debería resultar obvio que los déficit se pueden cubrir aumentando los ingresos en lugar de reducir los gastos, y que el chantaje de quien amenaza con no invertir en deuda pública se puede neutralizar de diversas maneras: nacionalizando bancos y cajas, amenazando con no pagar los intereses de obligaciones vencidas a quien pida intereses abusivos por comprar otras nuevas (amenaza muy efectiva si se coordinase a escala europea) y, sobre todo, prohibiendo, al menos a escala europea, las formas más especulativas de inversión, como las operaciones a muy corto plazo o las inversiones sin cobertura (es decir, sin garantía de poder abonar, llegado el caso, los valores comprados), etc.
6) En todo caso, a la incapacidad de los políticos ha de responder la capacidad de movilización de los ciudadanos. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante el desmantelamiento de la sanidad y la enseñanza públicas, ante la reducción o eliminación de los subsidios a las personas sin recursos, ante los recortes de sueldos y pensiones, ante la ausencia de cualquier medida destinada a combatir eficazmente el terrible índice de desempleo que padece nuestra sociedad (más de un 20% general y más de un 40% entre los menores de 30 años).
7) Para que la movilización ciudadana no se disperse en miles de pequeños esfuerzos que difícilmente pueden ejercer una presión efectiva sobre los poderes responsables de esta situación, es preciso confluir cada vez más en grandes acciones masivas y unitarias que pongan el acento en aquello que tienen en común todos los ataques actuales a los derechos sociales. Sin abandonar acciones puntuales de gran eficacia, como los bloqueos de las operaciones de desahucio o la ocupación de servicios públicos cerrados, hay que ir a un tipo de movilización general periódica; incluso, si es posible, con una periodicidad regular, de manera que la mayoría de los ciudadanos esté informada con suficiente antelación y la acción reivindicativa pase a formar parte de los hábitos de mucha gente. Los motivos podrán variar de un momento a otro, pero es obvio que, de momento, dada la previsible duración de la ofensiva neoliberal, no faltarán.
La Asamblea Social de Catalunya, al tiempo que se solidariza con las personas detenidas en relación con los hechos del 15 de junio ante el Parlamento de Catalunya, se adhiere a la jornada de movilización internacional del próximo 15 de octubre y llama a la participación en las acciones previstas para dicha fecha.
Asamblea Social de Catalunya
RESERVA’T EL DISSABTE 15 D’OCTUBRE