Esta pasada semana se ha hablado mucho en Catalunya de spots publicitarios de mejor o peor gusto sobre los recortes sanitarios y demasiado poco sobre la triste realidad de los recortes. Su magnitud es tal que se hace difícil entender las encuestas electorales. Al parecer, son demasiadas las personas que disocian por completo su voto de las políticas que ejecutan las coaliciones que votan. De otra manera, no consigo entender que los partidos enemigos de la educación o salud públicas –que provocan ignorancia, enfermedad y, en definitiva y en los casos más extremos, muerte– salgan como ganadores… y con unos porcentajes que fácilmente los dirigentes más prepotentes puedan entender (como hizo Berlusconi, ahora en horas muy bajas, hasta ayer mismo) con impunidad absoluta. Al margen de los apestosos casos de “presunta” corrupción, el PP y CiU son los grandes partidos enemigos de lo público y los derechos de ciudadanía (¿o acaso no gobierna Esperanza Aguirre en Madrid o Boi Ruiz no lleva las riendas de la sanidad en Catalunya?) y vale la pena recordarlo una y otra vez, como hace hoy con el título de “El ‘tijeretazo’ que no cesa” que se publica en El Pais y que nos habla de:
“- Obras paralizadas. A primeros del mes de febrero, la Generalitat anunció que dejaba en suspenso la construcción o mejora de siete hospitales proyectados por el tripartito y que paralizaba las reformas en otros siete centros. Entre los centros afectados estaban el hospital de Bellvitge, el Germans Trias i Pujol de Badalona, el de Vall d’Hebron y el Joan XXIII de Tarragona, hospitales de referencia en la sanidad catalana. Por esas mismas fechas trascendió que los recortes en Salud también iban a suponer el retraso o paralización de las obras ya iniciadas de 44 de los 77 ambulatorios. En algunos casos se trataba de equipamientos que se levantaban en solares cedidos por los Ayuntamientos hacía hasta cinco años y que eran muy reclamados.
- Cierre de plantas, quirófanos y centros de salud. Se empezó por cerrar una planta y quirófanos en el hospital de Sant Pau de Barcelona y en otros centros, pero el recorte culminó en el mes de agosto, cuando se clausuraron 40 centros de asistencia primaria en toda Cataluña, casi el 11% del total, así como la mitad de las UCI de Vall d’Hebron y Bellvitge. Con el mismo fin de ahorrar otros 77 millones, la Generalitat acordó cerrar cinco días hasta Navidad los ocho grandes centros del Instituto Catalán de la Salud. Eso implica que si el usuario acude al hospital, solo podrá ser atendido en urgencias, pues esos días no se realizarán intervenciones, ni consultas externas ni atención a los usuarios. La medida se extenderá al año próximo con la misma finalidad ahorradora.
- Listas de espera. Probablemente es el efecto más visible de los recortes. En solo seis meses, de enero a junio de este año, han aumentado en 13.297 personas los pacientes que están en lista de espera para ser intervenidos. Al iniciarse el año eran 56.670 y el 1 de julio ascendían a 69.967. El aumento es del 23% y supone volver a los niveles de junio de 2004, cuando empezó a gobernar la izquierda en la Generalitat y aplicó un plan de choque. La demora pasará este año de 5,3 meses de espera media que se registró en 2010 a ocho meses.(…) El tripartito reconoció por ley en 2007 el derecho de los ciudadanos a ser operado en un máximo de seis meses en las 14 intervenciones más comunes y con más repercusiones para su calidad de vida. Entre ellas, las prótesis de cadera, cataratas, hernias, astroscopias, así como operaciones de colon y de próstata. A finales de julio se derogó ese derecho y solo se han mantenido los plazos para cuatro operaciones: tres sobre afectaciones coronarias y otra referente a hernia lumbar. Por si esto no fuera poco, el consejero Boi Ruiz anunció al conocerse estos datos que el retraso aún sería mayor en los próximos meses. Un exceso verbal más, como el que protagonizó hace apenas unos días, al afirmar que la salud era responsabilidad de los ciudadanos y no solo de las Administraciones.
- Privatización. Con el fin de hacer caja y en una operación sin precedentes, la Generalitat ha anunciado que venderá siete hospitales para ingresar unos 4.000 millones de euros y luego los alquilará al comprador. Además, un documento interno de Salud propone crear una veintena de empresas con afán de lucro.”
Todas estas pérdidas de derechos han provocado huelgas y amenazas de nuevas movilizaciones, manifestaciones, concentraciones, etc. Pero lo más grave puede leerse hoy en Dempeus, donde se recoge la noticia, también del Pais, del fallecimiento de una mujer de Gerona que tuvo que recorrer 4 hospitales hasta poder ser finalmente operada y el triste desenlace de una mujer en el Hospital Sant Pau, denunciado en este caso por CatalunyaPress.
No podemos con nuestro voto avalar estas políticas de rapiña y muerte. Cuando desde lo público no se media con fuerza para impedir que la salud sea sólo una mercancía al alcance de los que más pueden, suceden cosas tan graves como las que nos alerta Toni Barbarà en el sentido de que los importantes laboratorios Roche dejan de surtir medicinas a hospitales griegos (en concreto, y de forma sangrante, los antitumorales) y avisan a España para que “cumpla sus compromisos”… con los mercados y las farmacéuticas, se entiende. No con las personas. No con los derechos humanos…
¿Vamos a hacernos cómplices de estas políticas con nuestro voto?