Titular notícies
José Luis López Bulla EL INICIO DEL INICIO DE TERMIDOR
José Luis López Bulla


Uno deEnero, refugiado a cientos de kilómetros del núcleo duro de la contrarreforma,esperaba yo, de forma simple e inocente, que nadie se fijaría en mí, ni mepediría opinión al respecto del inicio del inicio de lo que terminará por sercon gran probabilidad una tormenta económica y social perfecta. Pues bien, elservicio de información de Parapanda excesivamente ilustrado y ecuánimementeeficiente no solo descubrió mi escondite, sino que me hizo llegar de formainapelable la exigencia de opinión y directrices al respecto e ipso facto.

El asuntoduro de solucionar era que en mi escondite no hay acceso a internet, al menosdirecto, y el que dispone el excelentísimo ayuntamiento funciona cuandofunciona y siempre a horas nocturnas y en dura competencia con todo aquel quequiera disponer de él sin pagar un duro a Telefónica, perdón, a Movistar. Muestrasde la excelente organización del MI69 parapandés es que inmediatamente eltinglado telemático se puso a funcionar con exclusividad para los fines a míencomendados, con lo cual se me terminaron las excusas y no me atreví adesaparecer dando el esquinazo al mensajero, dado que, abajo en la rúa y bajouna farola apenas iluminada, había un individuo que fumaba un puro y entonabaun aria italiana.

Puestos ya,¿qué les voy a contar que no sepan o que no hayan leído? No creo que esté enmis manos detallar al por menor ese sinuoso y sorprendente camino reformistaque la super vicepresidenta atisbó a nombrar a través de la expresión, más bienimpresionista, diría yo, del inicio del inicio. Pienso que en buena lógica, obien la vice no disponía de terminología alternativa y pilló lo primero que lepasó por la lengua, o, expresó una seria amenaza a todo bicho viviente quedependa de un contrato, haga declaración de renta sin alternativa posible,tenga algún bien ahorrado para la vejez o simplemente se halle en paro, enfermoo desamparado de dios y de los hombres.

Lo delinicio del inicio sabe a los mil años del Reich, adecuadamente matizado por elcongreso de los diputados, no se me vayan a enfadar. Mil años es tiemposuficiente para jubilar a cualquier oposición e incluso para acabar la sagradafamilia. El inicio del inicio es más o menos lo mismo: si no sale bien elinicio, prepararemos segundas partes, a peor me atrevo a vaticinar. Y así hastala caída de los dioses. Escribiendo esto que les estoy contando, también caigoen la cuenta que la expresión vice presidencial podía ser una alternativa a que lo anunciado fuese una ensalada recién preparada y sin probar, deforma que se nos anuncia que el menú completo llegaría a medida que en lacocina de la Moncloalos aditamentos y las salsas fueran saliendo bien del horno, bien delcongelador. Lo cual tampoco es del todo muy alentador que digamos.

Sea comofuese, me parece a mí un arranque un tanto confuso en el mensaje y una pérdidade tiempo si es que la reforma ha de ir por la senda que intuimos en el club alque me he adherido: reforma laboral, reducción salarial, menores derechossociales, algunos toques a la aristocracia financiera, simples anotaciones almargen del balance, sin más pretensión y un cruzar los dedos a ver qué coñoharán los Merkozy y la UE,si continua existiendo. De modo que ya tienen mi opinión, un primer aluvión demedidas que inician un camino en el que no pueden demorarse mucho y quearrostrará tensiones, recesión y algunas pérdidas de virginidad teologal.

Si hacemoscuenta del tiempo pasado, sin llegar a ninguna conclusión proustiana, verán quesimplemente contando con los dedos don Mariano Termidor ha tardado cuarentadías y cuarenta noches en preparar, anunciar y aprobar el camino, excusas denuevo, su derrota. Derrota en sentido marinero, como corresponde a un celta deFinisterre.

Un hombreque ha estado esperando casi ocho años para hacerse con la presidencia y que haobservado desde la barrera toda la crisis no es muy prudente que empiece con eltembleque con que aparentemente se ha cocinado la primera reunión de gobierno.Me atrevo a recordar que no acertar con las medidas y no hacerse con elbeneplácito del público bien intencionado termina mal siempre, Zapatero podríacertificarlo si la clarividencia fuese una de sus características.

Pienso yoque la estrategia gubernamental estará en recortar sin asumir costes, es decir,derivando hacia abajo la guerra con el ciudadano, el usuario o el paciente. Se apretaranlas clavijas  para que las CCAA y los Ayuntamientos encaren mayormente elcoste social y el termidoriano gobierno federal asuma el papel de estado mayor,alejado de las trincheras y comiendo caliente. Con bastantes probabilidades loveremos.

Lluís Casasmirando a la calle. El pájaro voló.
Últimes Notícies