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José Luis López Bulla LAS CENIZAS DE SPANAIR
José Luis López Bulla



Docemillones de pasajeros anuales, cuatro mil trabajadores directos o indirectos,varios cientos de millones en pérdidas, miles de pasajeros en tierra, sedotti e abbandonati, una imagen porlos suelos. ¿Qué significa todo esto?

Esta no es una noticia cualquiera, nisiquiera en el seno de una crisis como la que estamos inmersos. Diariamente sevan al cierre empresas y al paro trabajadores, en algunos casos en cifras ysectores muy sensibles socialmente, pero en caso de Spanair el asunto tienemuchas derivadas, o, tal vez, integrales.

Spanair era hace pocos años unaempresa maldita, con pérdidas y con imposibilidad manifiesta de recuperación,por ello pasó de unas manos a otras sin que el problema de rentabilidad seresolviera. De hecho, Spanair ha tenido pérdidas de viajeros constantes desdehace cinco o más años. Todo lo cual apuntaba a que quien la quisiera podríapagar un precio de compra más bien accesible, pero arriesgaba costes muy altospara conseguir la rentabilidad y transformar una empresa en pérdidas constantesen algo con cierta flotabilidad.

Ahí aparece un proyecto políticobasado en transformar el papel subalterno del aeropuerto de El Prat en lo quelos técnicos definen como un centro de transferencia de pasajeros, es decir nosolo una “Stazione Termine”, sino de enlace para viajes interplanetarios. Hub,en expresión inglesa. Si ese proyecto era necesario para la economía catalana,y en qué grado, es un debate que viene de antiguo y que continuará, pero que entodo caso se convirtió en un objetivo prioritario con fotos de todos los quecuentan en el mundo de las carteras bien dispuestas en sedes de arraigadoprotagonismo económico, como la de la calle Provenza, sede de Convergència, elpartido político de Jordi Pujol.  Lallamada sociedad civil (del mundo de los negocios) y  una parte de la política  en alianza para superar undéficit en infraestructura aérea. ¡Québonic!¡qué català!

Así, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat deCatalunya, ambas bajo mandato de izquierdas aportaron sus buenos dineros, yjunto a ellas, pero en un mundo mucho más discreto, algunas empresas yfamilias. El censo quedó muy lejos de la manifestación colectiva respecto a laprioridad del objetivo. Cosa perfectamente catalana cuando se trata de ponerlos cuartos en riesgo.

Hoy el proyecto se ha ido a hacerpuñetas, probablemente para siempre jamás.

Si tiene una reflexión, para mí esesta:

Se ha acabado y ya tenemos constanciade ello lo que habíamos nombrado como burguesía catalana, industrial, creativa,arriesgada cuando tocaba y vinculada a proyectos nacionales (cuando lesconvenía). Esa ya no existe y sus substitutos, pasados por Esade o Iese no sonmás que ejecutivos sin carácter renovador.

Incluso el ínclito presidente de Catalunya ha hecho lo mismo diciendo no meinteresa poner más dinero en un proyecto del anterior gobierno. Una frase paraenmarcar dado su carácter provinciano, huidizo y alejada de los objetivospolíticos relevantes.

En fin, a volar vía Barajas, que sondos días.

Lluis Casas desde Estambul, en dondelas cosas están más claras, nadie duda de la preponderancia de la ciudad.

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