Las frasescélebres son una verdadera especialidad literaria, tanto para sus autores, comopara sus reproductoras. Las ocurrencias expresivas de eminentes o simplementeconocidos personajes pueden ilustrar cualquier teoría o cuento infantil. Sirvenpara todo y simplemente con colocarlas al final o al principio del párrafopasan a ser de afirmativas a negativas respecto a lo que se está diciendo, avoluntad del malévolo utilizador de la frase (o cita, si queremos quedar bien).Es el arte de la descontextualización.
Hay tiemposen los que la producción de frases que serán futuras citas se incrementa. Engeneral responde a los tiempos duros, en los cuales la gente con posibilidadesde ver impresos o simplemente repetidos por los medios sus pensamientos másilustres se sienten impulsadas a generar una mayor abundancia de ellos.
Estos días,repasando la prensa, es muy fácil confeccionar una larguísima lista de citaspara la posterioridad, que utilizadas con malévola voluntad reflejarán en elfuturo la debilidad del pensamiento del autor o la imposición del carácter delemisor sobre el mensaje.
Ayer, lalectura de una espléndida novela-biografía, “Las cosas que llevaban los hombresque lucharon”, de Tim O’Brien, una obra que describe lo vivido en la guerra delVietnam por el autor, dio en coincidir con la visión de un film que en su díano tuve la oportunidad de ver: “Good Morning Vietnam”. En donde la absurdidadde la guerra y del comportamiento humano en ella coincide en mucho con el relatoliterario anterior.
En el film,aparecen algunas frases de gran iluminación neuronal a cargo de algunos de losresponsables de aquella locura imperialista. La mejor de ellas se me quedógravada por su reiterada repetición en boca de diversos personajes que seenfrentan a decisiones de locura a lo largo de toda la historia.
Elprotagonista del film, un periodista militar cercano al extravío, lee las notasde teletipo recibidas en la redacción y se conmueve con una. El presidente delos USA, Lyndon B. Johnson (desde 1963, después del asesinato de John F.Kennedy y hasta en 1969), explica en una discurso sus objetivos presidencialesy dice al respecto del conflicto lo siguiente: “La situación militar en Vietnamempeorará antes de mejorar. Por ello incrementaremos el cuerpo expedicionariohasta los 500.000 hombres”. La traducción de la frase podría ser esta, de formaque sea mucho más fácil de entender: “Moriréis muchos más, pero al final losque quedemos (algunos) disfrutaremos de la victoria. Gracias por lasmolestias”.
Es la formaen que líderes políticos, militares, sociales, etc. cuando han optado por laextrema decisión, es decir poner a una parte de la humanidad frente al paredón,frente a la ruina o frente a la imposición, expresan su confianza en si mismos.
Eso mismoha sido repetido de una forma u otra por cientos de líderes en las más variadassituaciones, todas ellas cercanas al límitede lo soportable. Se lanza un mensaje positivo de futuro para que los costesinmediatos de la decisión que se ha tomado sean aceptados u olvidados porvíctimas y acreedores.
La mismafrase ha sido repetida recientemente por monseñor Rajoy a propósito de lareducción del gasto social y del cambio en la normativa laboral, aplicada estavez a la ocupación: “Con estas medidas habrá más paro en principio, paramejorar posteriormente la ocupación”. Es decir: es la mejor solución, callen ysacrifíquense. Seguidamente en un acceso de ferviente hombre de misa (aparente)insiste en que las medidas son: “Justas y necesarias” palabras de cada domingoa las doce.
No quierocomparar al presidente Johnson con el presidente Rajoy, ni mucho menos. Elprimero no atinó con la política imperial, pero fue, tal vez, el mayorreformador social de la historia de los USA. El segundo tiene hasta ahora unamás que triste biografía, que puede fácilmente volverse excesivamenteinteresante.
No haymejor forma de terminar un artículo de citas con una última, en este caso deorden superior, tanto por quien la dijo, como por el sentido de ella:
“Perdónalosseñor, porque no saben lo que hacen”. Frase celebérrima, con permiso de “¿Estáel enemigo? Que se ponga”. Plagiada inpeius por alguien a quien se vincula a sucios manejos del mundo, demonio y,sobre todo, de la carne.
En fin, talvez no venzamos, pero no va ser fácil que perdamos. Cita de un servidor eldomingo a las 2 de la tarde en plaza de Catalunya.
LluisCasas, ahora dedicándose a Michel de Montaigne.