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José Luis López Bulla MARIANICO AUTOINCENERADO
José Luis López Bulla



El señor Zapatero nos duró lo que la burbuja especulativa financiero-inmobiliaria dio de si. A partir del momento en que en una aparición digna de la mayor torpeza el presidente federal arguyó que no pasaba nada, que nuestra banca era como el acero, que la economía estaba hecha un mulo y que los ciudadanos no tenían nada que temer, el asunto de su capacidad quedó hecho migas. El balance temporal fue de casi cinco años subido en una nube y el resto pegándose testarazos contra una realidad que no reconocía y unas exigencias para las que no estaba preparado.

Pues bien, Marianico ha hecho lo que Zapatero en tres meses. A toda velocidad, en bajada y sin frenos. Con el agravante que su llegada al palacio monclovita ya estaba más que marcada por la crisis y no es posible alegar ni ignorancia, ni sorpresa en casi nada.

Marianico es en estos momentos un presidente sin presidencia, sin gobierno, sin plan de salvación, sin capacidad de comunicación. Ha quedado simplemente como un registrador de la propiedad mentiroso y perplejo de que le esté pasando a él lo que le está pasando. Como si pensara que su persona está excluida por ley divina de los avatares de la vida, el comercio y la prima de riesgo.

Marianico se ha rodeado a lo largo de su vida de peligrosos acompañantes, algunos de los cuales tienen en este momento responsabilidades estratosféricas en la crisis de la banca, en la crisis de los gobiernos peperos y en la incapacidad para representar los intereses de los españoles frente al mundo exterior. Mundo que está listo y preparado para intervenir un país que se cae a cachos. Y no solo por asuntos financieros.

Los errores presidenciales se acumulan a medida que abre la boca o la cierra. Lo de este fin de semana es no solo el colmo, sino el suicidio en directo. Convocar una rueda de prensa presidencial en sede partidista, no saber qué decir y hablar con la extrema torpeza con que lo hizo solo corresponde a una persona pasada de rosca y en pleno declive intelectual y de nula capacidad de mando. Y eso, en los mariscales de campo suponía en la mayoría de los casos tres alternativas: pasarse al enemigo, suicidarse o esperar al comité de resolución que actuaba con nocturnidad, pero sin alevosía. En palabras francas, Marianico ya ha dimitido aunque él no lo sepa. A partir de ahora la veda está alzada y el pim pam pum va a desencadenarse a toda pastilla.

Yo de Marianico recuperaría a toda prisa mi plaza de registrador y terminaría mis días registrando sociedades SICAV de los amigos que haya podido hacer a lo largo de sus años de espera y desespera. Cualquier otra alternativa terminará con un presidente hecho unos zorros y llorando a lágrima viva mientras afirma que el ha hecho todo lo que ha podido.

La velocidad con la que España se acerca a Grecia supera a la de los Aves que aun circulan; en Grecia están pendientes de repetir elecciones, aquí nos acercamos al mismo plan, sin la necesidad objetiva que significa no tener mayoría parlamentaria. Marianico la tiene, pero no le sirve de nada.

Por cierto, en más o en menos, el señor Mas está en las mismas. Con el débil activo de este asunto misterioso del pacto fiscal.

Si alguien duda de las afirmaciones anteriores tiene un método de comprobación simple y relativamente poco costoso: busque en la prensa los innumerables artículos con las recomendaciones más peregrinas para poner a buen recaudo ahorros, inversiones y fondos de pensión. Citan, sin ninguna vergüenza el clásico sistema del colchón, entre otros muchos, claro está. El significado de ello, cuando no se publican en revistas de humor, es claro: la desgobernabilidad es evidente y la prensa tiene oportunidad de colocar asesorías vulgares.

Y si no, al tiempo, que en este caso es más bien poco.

Lluis Casas, descosiendo el colchón, sin darse cuenta que es de viscosa. Un colchón moderno poco dado a la ocultación como los de antaño.


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