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José Luis López Bulla ASÍ ES QUE SOBRAN CIENTÍFICOS, ¿EH?
José Luis López Bulla




Comentarios sobre el  CAPÍTULO 11 “Repensar el trabajo después de Taylor” en   LA CIUDAD DEL TRABAJO (BRUNO TRENTIN)





Querido Paco, estando enfrascado en la traducción del último capítulo de La ciudad del trabajo me llegan los ecos de las declaraciones de la Secretaria de Estado de Investigación donde afirma cazurramente que “en España sobran científicos”. Toda una afirmación que, para los que somos de regadío, tiene una querencia a los tiempos de antañazo. Dispensa mi mala educación, pero esa señoritinga es mismamente una burra. Una pollina que, además, miente como respira. Su planteamiento es que “no hay dineros para pagar a los científicos”, cuando –según datos oficiales— en los  anteriores ejercicios presupuestarios, el Ministerio de Ciencia dejó de gastar un tercio de las partidas de I+D+i.  Precisamente en un país cuyo tejido productivo es pura farfolla; y, justamente, cuando mucha gente con punto de vista fundamentado afirma que el déficit tecnológico español es preocupante. Y algo más: cuando en ciertos sectores, como por ejemplo, en la Medicina (sin ir más lejos, el Clínic de Barcelona y otros hospitales) están haciendo espectaculares descubrimientos. La verdad no sé de dónde saca el Partido popular a gente como ésta; lo más probable es que sea de Adoración Nocturna (sector de Hojalatería). Bueno, tras este obligado desahogo paso a lo más directamente nuestro.

En toda la primera parte de este libro, nuestro autor incide directamente en la persona. En ese capítulo lo hace con mayor detenimiento. Esta es una novedad no en Trentin que, desde siempre ha tenido esa constante referencia, pero sí en la literatura de los dirigentes de la izquierda de matriz marxista, siempre pronta a ver las personas juntas entre sí, indiferenciadas, en clave de masas. Es más, ni siquiera lo he sabido ver en la literatura anarquista. Lo que hace de nuestro hombre una persona bastante atípica y de esa manera era considerado no sólo en las filas del Partido comunista italiano sino en el conjunto de la izquierda.

El otro elemento es la insistencia de Bruno en la transformación. Que le aleja del adocenamiento de las izquierdas como hemos comentado en otras ocasiones.  Y que volveremos a la carga en el itinerario que ahora se abre con la traducción de la segunda parte del libro, que es tan jugosa como la primera.

Desde Parapanda, JL  


Habla Paco Rodríguez de Lecea

Hay un chisporroteo tal de ideas y de sugerencias en este capítulo, querido José Luis, que no tengo más remedio que seleccionar tan sólo tres que me parecen de provecho para tantear lo que Trentin propone y para su posible uso en la situación en la que nos encontramos aquí y ahora, y que queda resumida con tu anécdota sobre los recortes que se proponen en investigación (y en educación, y en sanidad...)
Primero. Las izquierdas plurales deben liberarse YA de la camisa de fuerza del respeto reverencial a unos presupuestos 'objetivos' y 'científicos' del fordismo-taylorismo que desde hace ya demasiado tiempo ha dado en considerar intocables. Así pues, debe también dejar a un lado la 'vulgata' que señala un itinerario hacia la sociedad sin clases en el que los temas de la organización del trabajo serán abordados más adelante, en otras circunstancias y por otras generaciones. Una vez comprobado hasta la saciedad que esa vulgata no conduce a la liberación de los trabajadores sino que agrava su subalternidad, es obligado incluir en la larga lista de las reivindicaciones inmediatas la participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa (no estoy hablando de los beneficios, advierte Trentin para los distraídos).
La larga lista de deberes pendientes que enumera en este capítulo Trentin es ilustrativa, y también sobrecogedora. La organización del trabajo no es ninguna clave mágica que permita por sí sola avanzar hacia la liberación de la sociedad en su conjunto; es sólo un punto de partida. Hay mucha tela que cortar.

Segundo. Tanta tela, que no será posible abordar una política que abarque las reformas estructurales necesarias si no la impulsa una amplia coalición de fuerzas progresistas diversas: sindicales, políticas y ciudadanas. Trentin llama en particular a esa tarea a socialistas, comunistas, anarquistas y demócratas liberales. No sé si existen aún en nuestro país reservas protegidas de esta última especie política, pero subrayo el reproche que les hace Trentin: han puesto todo el énfasis en la propiedad privada, por delante de la democracia y de la libertad, y el resultado visible es que tenemos cada vez menos libertad, menos democracia y la propiedad privada concentrada en menos manos.

Tercero. En los temas de la distribución y la justicia social, pone el dedo Trentin en unas cuantas llagas. El edificio del welfare se ha ido construyendo en nuestros dos países, Italia y España, sin un plan concreto, al albur de necesidades que aparecían de pronto como más urgentes o más rentables electoralmente; y también ha ido quedando lastrado por problemas de burocracia, de ineficacia, de desvío de algunas partidas, de pequeños privilegios y grandes marginaciones que nadie se ocupa en remediar. A veces, ante los sangrientos recortes actuales, nos parecemos al paralítico que se despeñaba en su silla de ruedas y gritaba mientras caía: «¡Virgencita, que me quede como estoy!» Pero no avanzaremos hacia una sociedad más libre e igualitaria si no colocamos también en nuestra agenda la necesidad de una reforma 'creíble' (¡cuántas veces insiste Trentin en este adjetivo!) de las instituciones asistenciales del estado para conseguir un welfare más justo, más eficiente y más comprensivo. En la medida en que el plan que se elabore resulte de verdad creíble, esa podrá ser otra gran palanca desde la que cohesionar y movilizar a una ciudadanía que ahora se encuentra puteada y desengañada, reacia a seguir el liderazgo de quienes institucionalmente lo ejercen.

Acabo, si me lo permites, con un fuerte abrazo a Juanma Tapia, a quien me unen tantos recuerdos y tantas batallas (ya lejanas, ¡ay!) comunes. Paco
   

Radio Parapanda LA NECESIDAD DE IR PONIENDO LÍMITES A LA “EMPRESARIALIZACIÓN” DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA IMPUESTA POR LA REFORMA LABORAL DEL 2012


  
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