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José Luis López Bulla ¿A QUÉ APUNTA EL CESE DE ANA PASTOR?
José Luis López Bulla



El cese de de Ana Pastor, una excelente periodista que siempre puso en un brete a los poderes, merece una respuesta por parte de la ciudadanía. Se trataría de una reacción que pudiera en el centro del problema la ocupación por parte del Partido Apostólico de los medios públicos de comunicación social: una operación que tiene todas las miras de ampliarse hacia una situación totalizante en el camino de una democracia demediada.

Esta ocupación de los aparatos públicos de comunicación tiene, en mi opinión, dos objetivos: el control social de la ciudadanía y, como derivada lógica, algo que ya dejó sentado Hans Kelsen en su día. A saber, que dichos instrumentos sirvan para que “los jefes, siempre, tanto más si son abyectos o mediocres, tiendan a autocelebrarse como seres excepcionales e intérpretes directos de la voluntad y los intereses populares” [Esencia y valor de la democracia, 1929]  

La ocupación de los instrumentos públicos de comunicación social, un proceso que ha avanzado en nuestro país, pretende que la incipiente deconstitucionalización del sistema político español, cifrado en el vaciamiento de la democracia política y reflexivamente orientado a la simultánea desactivación de las estructuras constitucionales básicas. Me curo en salud: afirmar que esto son alarmismos equivaldría a no querer ver lo que tendencialmente se apunta desde el Partido Popular, esto es, la identificación de este partido con las instituciones representativas.

La destitución primero de Fran Llorente y de Ana Pastor no es, pues, una anécdota. Es el arranque de un proceso torvo hacia la información única que no ha hecho más que empezar. De ahí la necesidad de una respuesta cívica de gran espesor. El boicot a Televisión española podría ser un primer paso.

Es cierto que en España casi nunca se ha ensayado esta forma de movilización porque siempre hemos estado cultivando los grandes mitos de la respuesta obrera y popular. Y así parece que todo lo que no sea una huelga general es peccata minuta.  Con lo que acciones convocadas a un boicot determinado nunca fueron tomadas seriamente por las organizaciones más representativas.

En fin, ¿hay alguien que quiera ponerle el cascabel al gato?  
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