DOS MINISTROS Y UN DESTINO: LA CONFUSIÓN

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El Ministro de Economía, de Guindos, dios hijo, afirmó hace menos de cuarenta y ocho horas que “no habrá más recortes”; el Ministro de Hacienda, Montoro, dios espíritu santo, ha declarado, hace menos de veinticuatro horas, que los próximos recortes serán más dolorosos. De manera que nos encontramos con que, simultáneamente, el Gobierno afirma que no habrá más recortes, aunque los próximos serán todavía más duros. Ni siquiera La Parrala –con ser la Parrala-- llegó a un estado de sofisticación tan elevado. De Rajoy, dios padre, no sabemos nada en esa dirección. Bueno, eso es lo que ocurre con las religiones aparentemente monoteístas.

Lo que, sin embargo, desconocemos es el motivo por el que de Guindos dice lo que dice; y, al mismo tiempo, también ignoramos por qué Montoro afirma lo que afirma. No obstante, estamos en condiciones de aseverar que no nos encontramos ante el contradictorio duetto entre el policía bueno y el policía malo. Más bien diremos que aquí cada uno va por do le da la gana sin que el pastor del rebaño sepa a qué carta quedarse: sin con el trilero de postín o con el trilero de garrafón.

Lo que sí podemos intuir es que el diapasón de las carcajadas en las cancillerías europeas ha llegado a alturas alpinas. Por lo demás, ¿qué pueden interpretar los llamados a soltar el parné del rescate ante esta confusión invertebrada?

La tradicional interpretación ante un caso como este sería que existe una lucha por acaparar más poder, eliminando el uno al otro. Pero puede que un politólogo chusquero esté más acertado si lo definiera, con perdón, como una casa de putas, siendo éstas más dignas que ambos ministros.

Acabo, si alguien dijera que estos comentarios son pocos serios, mi respuesta a bote pronto sería: ¿por qué motivo debo ser más serio que dios padre, dios hijo y dios espíritu santo?

Font: José Luis López Bulla