Debo decir que no entiendo las evoluciones que, de un tiempo a esta parte, lleva a cabo el Rey. Y para mayor precisión me refiero a la convocatoria de éste a los máximos dirigentes del sindicalismo confederal. Aunque, con no menor claridad, añadiré que el sentido de la cortesía obligaba a Toxo y Cándido a acudir a la entrevista. Menos todavía entiendo las reiteradas actividades del monarca, según dicen algunos medios, orientadas a mediar o intervenir para concretar determinadas actividades económicas “favorables a España”.
No lo entiendo porque tenemos una serie precedentes que no trajeron nada bueno para la vida política española. Me refiero a lo que se dio en llamar antiguamente el borboneo, esa actividad de zascandil que tenía Alfonso XIII metiendo las narices en la vida institucional española a lo largo de toda su vida entrometiéndose en una serie de asuntos no contemplados por la Constitución.
De repetirse esta forma de actuar, el monarca actual podría tomarle gusto al asunto y acabar borboneando. De ahí que le sea exigido al rey que se limite al papel estrictamente constitucional que le corresponde.
Por otra parte, afirmar que esta entrevista es una bofetada a Rajoy es exagerar la cosa. Francamente, seamos claros: el encuentro de marras no se habría dado si el gobierno no hubiera autorizado al monarca a convocarla.
