Dice la noticia que el PSOE ha puesto a trabajar a 300 cerebros para renovar su proyecto de cara al 2015. La idea y, sobre todo, su magnitud cuantitativa parecen ambiciosas. Francamente, deseo que este numeroso grupo saque cosas en claro y –siguiendo los viejos aforismos-- dé de comer al hambriento y beber al sediento. Cosa que no ha sucedido con similares intentos en el pasado. Sin embargo, me produce cierta extrañeza el carácter del decálogo sobre el que están llamados a reflexionar estos investigadores sociales.
Nada tengo contra los diez apartados, excepto una de las ausencias más clamorosas y la prelación de los objetivos. He aquí el mencionado decálogo, que copio textualmente.
1. Democracia y poder legislativo. 2. España y sus nacionalismos. Modelo autonómico y reformas territoriales. 3. España y Europa. 4. Laicidad, aconfesionalidad y relaciones con la Iglesia. 5. Justicia y Estado de Derecho. 6. La inmigración. 7. Reformas socioculturales para una mejor “calidad de vida”. 8. El derecho a la información. Los medios de comunicación. La cultura. Internet. 9. Políticas para la igualdad personal. 10. Derechos y libertades en una nueva sociedad..
El guión tiene una ausencia clamorosa y, a la vez, extraña en las preocupaciones de un partido de orientación socialdemócrata: el trabajo. Por otra parte, no quisiera ser tiquismiquis, pero percibo un aire un tanto superestructural en ese diseño.
Robert Reich habló en 1992 del “trabajo como riqueza de las naciones”. En una posición similar se sitúan los planteamientos de Bruno Trentin a lo largo de toda su fecunda obra. Y, sin ir más lejos, ahí están las reflexiones de ambas personalidades de la izquierda en torno a cómo es el trabajo en esta fase postfordista con la espectacular innovación-reestructuración de los aparatos productivos y de servicios en el mundo de la globalización. De ello, largo y tendido ha hablado Trentin en su obra
“La ciudad del trabajo, izquierda y crisis del fordismo” en http://metiendobulla.blogspot.com.es/.
A mi entender se trata de una distracción injustificable, máxime cuando en estos momentos (y con una intención de largo recorrido) se está produciendo una deconstitucionalización de los derechos laborales y sociales. Precisamente en esta coyuntura donde están apareciendo nuevas desigualdades y consolidándose las antiguas que nunca fueron resueltas. Y no menos sorprendente es que el mencionado “proyecto reformista para 2015” no insinúe lo más mínimo de reformas de la economía. Más todavía, que en ningún lugar del guión aparezca algo tan importante como la reforma del modelo productivo español.
La pregunta es: ¿se trata de un olvido o de un error? Vaya usted a saber. Pero –como diría mi padre adoptivo, el maestro confitero Ferino Isla— “cuando se repiten ene veces los olvidos o los errores, podemos hablar de una opción intencionadamente deseada”. Ahora bien, rizando el rizo (y no dando por definitivo el planteamiento de mi padre) la pregunta es: ¿haber olvidado el tema del trabajo es una opción intencionadamente deseada?
Sea como fuere, deseo que el trabajo a realizar sea fructífero.
