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José Luis López Bulla LA CONCEJALA OLVIDO NO DIMITE
José Luis López Bulla

Homenaje a Olvido, concejala de Los Yébenes.





Agolpados en la puerta, se han dado cita ancianos y niños, amas de casa ávidas de hoguera pública y los medios, de todo tipo, apostados como francotiradores contra la mujer del día en Los Yébenes. Los gritos de "puta", "sinvergüenza" y "guarra" se han ido sucediendo a la entrada del pleno ordinario más concurrido en la historia del pueblo, con unas 60 personas entre vecinos, policía y prensa.  Este suelto se refiere al asunto de la concejala socialista que ha corrido como la pólvora.

Primera consideración: si en vez de ser una señora hubiera sido un tío el que se hubiera hecho el homenaje, la cosa no hubiera tenido tanta repercusión. Tal vez alguna sonrisilla de algunos perdonavidas y ya está. Segunda consideración: si no se hubiera delinquido por parte de quienes invadieron el ordenador –un lugar privado— de la concejala no estaríamos ante ese bochornoso espectáculo que ha organizado el mundo de la caverna local. Tercera consideración: los gritos de “puta”, “sinvergüenza” y “guarra”, proferidos por el populacho, expresan claramente una serie de patologías que todavía perviven en España o, lo que es lo mismo, no todo es oro lo que reluce en la sociedad civil.

Y, hablando de cosas menores: los ancianos, las amas de casa y los niños, referidos en la gacetilla son también la expresión de otras cosas que deberían estudiar los antropólogos. Los ancianos: impotentes ya de aprovechar el más mínimo resquicio para darse gusto; las amas de casa: envidiosas del cuerpo de la concejala; y los niños: apuntándose al bombardeo con el mismo desparpajo de cuando van a robar melones. Y, como telón de fondo: el alcalde del Partido Popular, que tal vez está resentido por no conocer bíblicamente a la concejala.

Señora concejala: usted ha hecho bien en no dimitir. Vaya con la cabeza levantada y luzca el palmito ante esa caspa en las toquillas de algunas amas de casa, el olor a bragueta vieja de los ancianos y no tenga a mal el estruendo de la chiquillería.

Por cierto, vaya tía tan estúpida la ex ministra de su partido. Tuve que consultar a google de qué se había ocupado esa señora porque ni me acordaba. Otra envidiosa, seguro.          



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