Gaspar Llamazares, un hombre lúcido y posiblemente uno de los dirigentes más templados de la izquierda española, ha fundado una nueva formación, Izquierda Abierta que nace como referencia política para la izquierda social. (En este link hay información al respecto)
Algunas personalidades, especialmente del mundo de la cultura, se han inscrito en él. Será, como reza su programa, un partido adherido a Izquierda Unida. De momento, está por verse qué peatones se adhieren al partido de Llamazares y en concreto qué trama orgánica es capaz de poner en marcha.
¿Cuál es el problema que veo en este nuevo partido? Que tendrá poca visibilidad en la escena política porque ha transferido su representación institucional a Izquierda Unida. Y la visibilidad que tenga estará, por así decirlo, ubicada (casi en exclusiva) por el propio Gaspar Llamazares. Así las cosas, Izquierda Abierta corre el riesgo de ser un solo un legítimo grupo de influencia en Izquierda Unida y no un partido con todas las de la ley.
Quede claro: no estoy planteando que rompa amarras con Izquierda Unida, lo que –a mi entender-- sería un disparate. Me limito a decir lo que considero (tal vez de manera equivocada) una limitación. En todo, deseo a Gaspar Llamazares y a su partido lo mejor de lo mejor.
