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LOS CLARINES DE LA HUELGA GENERAL PREANUNCIADA
El sindicalismo confederal español está, nuevamente, a punto de convocar la huelga general. Los motivos están suficientemente claros.
Mucho se ha hablado en este blog del sostenido proceso de movilizaciones sociales que ha atravesado toda nuestra geografía urbana y la europea. Habría que añadir a todo ello, de un lado, la insuficiente literatura política y académica –salvo honrosas excepciones, por supuesto-- y, de otro lado, la perplejidad de determinados intelectuales (pongamos, por caso, que hablo de Piero Ignazi) ante dicho proceso, insistiendo tozudamente que en la sociedad potindustrial los conflictos de intereses materiales ya no son los centrales. Digamos que era una manera, tan elegante como errónea, de enviar al Limbo el conflicto social. No es necesario hacer un inventario de lo que está pasando, especialmente en el Sur de Europa.
La próxima huelga general española puede ser otra importante ocasión de desautorizar estas políticas tan catastróficas como inútiles. Y, sin duda, alcanzará una elevadísima participación. Lo será por el sufrimiento generalizado de masas, por la altanería de los poderes económicos y la desfachatez de las derechas políticas, ya sean las que gobiernan en Madrid como las que lo hacen en Barcelona, capaces de pactar la dureza de tales políticas y enredarse, retroalimentándose, en sus banderas.
Ahora bien, una desautorización (como la que corresponde) no puede descansar, sólo ni principalmente, en el grado de dolor y rabia de la gente. Debe contar fundamentalmente con la depurada técnica de la organización: una organización primorosamente descentralizada en todos los intersticios del país. El epicentro no debe ser otro que el centro de trabajo y estudio; la calle es un acompañamiento general.
En efecto, como dejó dicho el gran Rubén Darío: ya suenan los claros clarines.
Font:
José Luis López Bulla
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