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Luis Juberias i Gutierrez Etapa de fin de régimen en el Reino de España y oportunidades para una ruptura democrática en Europa
Luis Juberias i Gutierrez
 
El  25-S, mientras el Congreso era cercado,  el Parlamento de Catalunya  decidía la necesidad de celebrar una consulta sobre la futura relación  de Catalunya con el Reino de España. El gobierno, más aún, el régimen,  aparecían como cercados por todos los frentes simultáneamente. Era la  visibilización más nítida de que el régimen constitucional vigente hace  aguas por todos lados y se abre un periodo constituyente. 

El impacto de la crisis  y su gestión por la oligarquía financiera que pretende una desposesión de los de abajo ha dado al traste con los consensos de base y los mecanismos políticos e institucionales que sostienen e  régimen político esablecido en 1978 en la Transición. La figura del Rey se deteriora y se hace salir a la palestra, el bipartidismo se derrumba, la confianza en las instituciones y "la política" como actividad que se desarrolla en ese marco se evapora. En el Reino de España, la apertura de un momento constituyente, de redefinición de forma y contenido del estado, supone l también la apertura del debate sobre la articulación de su realidad plurinacional.

El 25-S y la democracia emergente

El 25-S, con el cerco al Congreso de los Diputados, supone un acto político de primer orden, capaz de poner en jaque a un gobierno y  dar potencia política a una nueva cultura democrática que se ha generado en el proceso de movilización contra la desposesión que se desarrolla en el Reino de España desde 2011. No en vano fue capaz de suscitar la simpatía del 77% de los ciudadanos del estado. 

La torpe actuación del gobierno, identificando la protesta con un golpe de estado y aplicando una represión muy desproporcionada, no hizo sino dar alas a la protesta, erosionar la imagen de un gobierno y un estado impotentes e incapaces.

Proceso constituyente, es decir, decidir los cambios en la organización de la vida política, social y económica de una manera abierta y democrática, es una perspectiva política de una gran potencia política: la perspectiva para el 99% de poder decidir sobre el modelaje de sus propias vidas. 

Sólo hay que mirar a la experiencia de los movimientos populares contra los planes de ajuste neoliberales (cuya cohartada no era otra que pagar la deuda pública),  que dieron paso a  procesos constituyentes en América Latina, para entender el sentido  profundamente democrático de la denostación de la política del régimen de la transición y de la llamada a un proceso constituyente.

Poder  decidir es el proyecto del movimiento democrático, costitucionalizar y  garantizar el derecho a la existencia  del 99% de la población frente a los bancos y los  acreedores de la deuda es su programa: el derecho a la vivienda, el  derecho a la educación, a la salud, la distribución de la riqueza,  a  tener un sistema político más  transparente y abierto a la participación  directa de las personas. Frente al programa del régimen: el rescate a los bancos, el programa del movimiento democrático; plan de rescate ciudadano.

La Catalunya del 99%

Con la masiva manifestación del 11-S, donde las banderas y consignas independentistas eran ampliamente mayoritarias, se expresó en Catalunya un hartazgo ( recordemos la respuesta ante la sentencia del Tribunal Constitucional en 2010 contra un Estatuto aprobado en referéndum)  y una voluntad de decidir sobre su futuro. Además se reveló impotente el proyecto nacionalista español que deviene una imposibilidad ante el salto en la  afirmación del pueblo catalán. 

Por otro lado fue una oportunidad para el bloque hegemónico de estabilizarse, cohesionarse, cerrar las grietas (bien sea temporalmente) que el programa de recortes y políticas agresivamente neoliberales habían ocasionado, y recuperar la iniciativa presentando un proyecto ilusionante: el horizonte del estado catalán independiente, que habría de ser tan próspero como Dinamarca. Ante esta iniciativa, la respuesta ha sido subordinación, desorientación o rechazo: la movilización social ha sido puesta en un segundo plano y ha entrado en un proceso de descomposición (temporal).

Para recomponer un bloque alternativo, pora poder volver a unir al 99% es imprescindible disputar el liderazgo del proceso soberanista que el pueblo catalán ha puesto en marcha. Porque la cuestión fundamental es la independencia frente a la oligarquía financiera y la Troika, la independencia para poner el derecho de existencia por delante de cualquier otra consideración, Y la cuestión es que la revuelta de los pueblos por esa independencia ha de empezar por algún lado: por qué no aquí y por qué no ahora. 

¿Es posible que el proyecto de una  República Catalana del 99% sea capaz servir como idea aglutinadora  (para dar cabida a la diversidad  de esta Catalunya, para plantear que un pueblo se construye también desde la sociedad civil  y no sólo con estructuras estatales, para luchar con radicalidad democrática por el ejercicio de la autodeterminacion) que sirva para la recomposición del movimiento democrático  y plantear una alternativa al proyecto del bloque hegemónico?

Mal harían los demócratas españoles en contemplar la posibilidad de aceptar que el proceso constituyente en Catalunya puede pasar por el liderazgo del proyecto de la derecha nacionalista. Recordemos que la  instrumentalizacion  conservadora del hecho nacional catalán  puede servir como elemento moderador que frustre una vez más la posibilidad de una ruptura democrática que de al traste con el proyecto oligárquico que es el Reino de España. La única alternativa radicalmente democrática pasa por el derecho de autodeterminación del pueblo de Catalunya - de todas sus subordinaciones impuestas: a la Troika, al Reino de España y a Washington (OTAN), y su derecho a decidir la relación con los otros pueblos.

14 de noviembre y ruptura democrática. Huelga del 99% para abrir las puertas al futuro

La profunda crisis del régimen del Reino de España es parte de la crisis de una institucionalidad europea al servicio de la oligarquía financiera (no olvidemos que las instituciones europeas se asientan en los estados, siendo el Consejo Europeo el verdadero legislador europeo).  La profundidad y dimensión cuantitativa de la crisis económica en el estado español, expresión de las contradicciones de la construcción europea, hacen que  pueda ser el eslabón débil, si es verdad, como creemos, que no es posible dar una salida de la crisis sin un cambio radical  en Europa.

El 25S fue también un evento simultáneo en diversos países.  La próxima oportunidad para golpear juntos la vamos a tener el 14 de noviembre en una Huelga General de dimensión europea, en especial para los países del sur de Europa. Más allá del planteamiento y objetivos de sus convocantes, es sin duda, un  momento para sacar a la palestra la necesidad de ruptura democrática, de un proceso constituyente que de por acabado el régimen de la transición y que abra las puertas a una constitución alternativa de Europa para las personas y no para los bancos.

Es necesario para ello dar contenido  a esta huelga, que no sólo debe ser del 99%, sino con el objetivo de actualizar la potencia de la voluntad constituyente catalizada el 25S, abocando al gobierno a la dimisión inmediata y abriendo un proceso constituyente protagonizado por el 99%. Debemos aprovechar para ejercer la desobediencia civil masiva, para abrir espacios desobedientes, que anticipan la nueva democracia real, que necesariamente debe tener una dimensión europea.

Luis Juberías Gutiérrez , activista del colectivo Inflexió 
Comunicación al European Meeting on Debt, Rights and Democracy.  Madrid, 1-4 November 2012
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