Estos son los hechos.
14 de noviembre. Ester Quintana pierde un ojo a consecuencia de los disparos de los Mossos d´ Escuadra una vez finalizada la manifestación barcelonesa el día de la huelga general.
15 de noviembre. El consejero de Interior Felip Puig niega que hubiese actividad policial en la zona en la que perdió el ojo Ester Quintana.
3 de diciembre. Puig niega en el Parlament de Catalunya que los mossos disparasen proyectiles, aunque sólo admite dos salvas. A su vez insinúa que Quintana fue agredida por unos vándalos.
13 de diciembre. Aparece un vídeo y un informe que recoge disparos donde Quintana resultó herida. Puig presenta esta vez un informe exhaustivo con todos los disparos del 14 de noviembre. Ahora afirma que los mossos dispararon siete veces “cerca” del Paseo de Gracia.
14 de diciembre. Un nuevo vídeo muestra un disparo en la zona del Paseo de Gracia que había silenciado Puig. Interior lo atribuye a un error de ubicación de uno de los tiradores.
Digamos las cosas claras: lo peor de todo es que Ester Quintana ha perdido un ojo. Y a continuación que Felip Bate de Béisbol Puig miente espasmódicamente. Lo hace con el mismo desparpajo que su cofrade Jorge Fernández. Ambos han hecho del conflicto social un grave problema de orden público. Ahora bien, ambos se encuentran ahora ante una poderosa interferencia: esos chismes tecnológicos multimodales (teléfonos móviles, vídeos y demás) que pormenorizan la crónica de los acontecimientos.
Por lo demás, la sombra de Dencás es alargada