Cuando los sindicatos y toda una serie de personalidades del mundo de la economía crítica afirmaron, tiempo ha, que las políticas de la mal llamada austeridad eran erróneas toda una legión de esa cofradía pendenciera de los expertos respondieron que las críticas que se les hacían eran irresponsables y demagógicas. Ahora, visto lo visto –esto es, las consecuencias y, sobre todo, los resultados-- el economista en jefe del FMI, Olivier Blanchard, admite que aquel recetario obligatorio era equivocado. Sin embargo, el mal está ya hecho. La pregunta que se nos viene a la cabeza es: ¿y ahora qué, cambiarán las políticas de la sedicente austeridad en la Unión Europea? ¿Seguiremos con este estupefaciente de la austeridad, tal como la ha definido el Washington Post? ¿Se mantendrá lo que ha sido un enorme daño a la economía y al empleo, es decir, a la condición de vida y trabajo de millones de personas? Un daño que, además, ni siquiera ha paliado la grave situación de las cuentas públicas.
No parece que los gobernantes europeos estén por la labor de rectificar el punto de mira frente a una crisis –¿tendremos que recordar que fue causada por unas gigantescas finanzas privadas fuera de control y no, precisamente por las finanzas públicas?-- que está haciendo estragos. Más todavía, siguen manteniendo la chapucera (aunque intencionada) idea de que si se recorta el gasto público disminuye el déficit y la deuda pública. No les importa que recortar el gasto público repercuta en menos inversiones, menos servicios públicos y, así las cosas, todo ello comporte una drástica disminución del producto bruto.
No es que nosotros fuésemos profetas. Es que teníamos dos dedos de frente cuando nos confrontamos tan ásperamente contra aquel recetario caballuno. Ahora, el economista en jefe del FMI echa cuentas ex post y cae en la cuenta de que los recortes del gasto público han significado que el producto interior bruto disminuye más rápidamente que el de la deuda.
En resumidas cuentas, el FMI admite haberse equivocado, aunque no ha dicho “lo siento, no volverá a ocurrir”. Los gobernantes europeos –como hemos dicho-- ni siquiera se dan por enterados del nuevo parte meteorológico y mantienen erre que erre sus posiciones. Por favor, no las califiquen de erróneas. Ya me avisaba el maestro confitero Ferino Isla [en la foto]: “Niño, cuando repites tus errores tantas veces no te equivocas; es que lo haces adrede, a cosica hecha”. Era un sabio el maestro Ferino, mi padre adoptivo, el mejor repostero granadino desde los tiempos nazaritas hasta su muerte.