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José Luis López Bulla LUCHA DE CLASES A LO GUILLERMO TELL
José Luis López Bulla



Marco Morosini

 

Ha ganado el referéndum en Suiza contra «las retribuciones abusivas». Dentro de un año el gobierno deberá limitar los poderes y las retribuciones de los ejecutivos. De esta manera, el paraíso suizo será el epicentro de las iniciativas para reducir las crecientes desigualdades económicas. 

 

Probablemente el 3 de marzo de 2013 quedará como un día memorable, no sólo en la historia de Suiza sino también en la política y las ideologías de esta década; como ya afirman algunos observadores: el 100 % de los cantones y el 68 % de los votantes han dicho sí a esta iniciativa popular de modificación de la ConstituciónContra las retribuciones abusivas”, lanzada por un ciudadano particular, el pequeño empresario de  Sciaffusa, Thomas Minder.

 

La actuación de la voluntad del Soberano –tal como se dice en Suiza— es cosa ahora del gobierno que, dentro de un año, deberá modificar el artículo 95 de la Constitución, corrigiéndolo con las victoriosas prescripciones del referendo. Estas dan un gran poder a los accionistas y reducen los poderes –y las retribuciones— de los administradores.  Entre otras cosas, la Constitución deberá señalar:

 

a)             Todos los accionistas pueden votar, si lo prefieren, con voto electrónico a distancia.

b)             La asamblea anual de los accionistas vota para decidir los emolumentos de los miembros del Consejo de Administración, del Presidente y del Administrador delegado, y para elegir y ratificar, cada año, a los mismos.

c)             Las cajas de pensiones votan en el interés de sus asegurados y hacen público su voto.

d)             La representación del derecho de voto por parte de los órganos y para los títulos en depósito queda prohibida.  

e)             Los miembros de los diversos organismos no reciben pagos, indemnizaciones, retribuciones anticipadas, premios por adquisición o ventas de compañías y contratos suplementarios de consultoría o de trabajo por parte de sociedades del grupo. 

f)               Las infracciones de las anteriores disposiciones es castigada con penas de hasta tres años y con una multa pecuniaria hasta de seis retribuciones anuales.   



Desde hace años, la «Minder-Iniciative», que toma el nombre de su promotor, llamada también  Abzocker Initiative (“Iniciativa contra los espaculadores”) era muy popular en el país. Sin embargo, todo el gobierno y una gran mayoría del Parlamento y de los partidos han realizado una tenaz campaña en su contra.   Economie suisse, la patronal helvética, ha despilfarrado 8 millones de francos (un record histórico) inundando Suiza con inútiles manifiestos. Minder y sus partidarios han conseguido, sin embargo, convencer a 7 sobre 10 votantes con unos modestos 200.000 francos de presupuesto. 

Daniel Vasella, 72 millones de francos por no hacer nada.

Como ha escrito un editorialista «8 millones no pueden hacer nada contra 72 millones». Esto último es la “compensación” (¡) que dos semanas atrás, Daniel Vasella, el presidente saliente de Novartis, tendría que haber recibido a cambio de no trabajar para la competencia, ya que su último salario anual era de 40 millones. Lo que fue descubierto por un hacker y divulgado como primera noticia en la prensa y en los telediarios: los «72 millones por no hacer nada» de Vasella ha dominado los medios durante dos semanas y ha colmado el sentimiento de indignación que, desde hace diez años, la gran mayoría de los suizos tiene hacia las retribuciones de los ejecutivos que van desde los 10 a los 150 millones de francos.

El 22 de febrero, Vasella se ha rendido al desprecio popular y ha anunciado, en una asamblea de accionistas, que renunciaba a los 72 millones y que se había equivocado al aceptarlos. Demasiado tarde.

Tal vez las palabras del mismo Vasella, ante 2.000 accionistas, son las que expliquen mejor por qué ha ganado el sí con el 68 por ciento, un record histórico en Suiza: «De todo esto  saco una consecuencia positiva: la transparencia es el factor regulador más importante de los salarios de los ejecutivos, incluso en ausencia de leyes del Estado».

Prósperos y felices, pero contrarios a las desigualdades económicas crecientes. Suiza está en los primerísimos puestos de la clasificación de prosperidad y felicidad de sus habitantes y goza, desde hace décadas, de tasas de desempleo del 2 – 4 por ciento.  Sin embargo, está en el epicentro mundial de las iniciativas para reducir las diferencias de renta y patrimonio que crecen desde hace 30 años en los países industriales.  

De hecho, en otoño, seguirá un segundo referéndum constitucional, el de la iniciativa popular «1:12 por salarios justos». Después se celebrará otro referéndum constitucional para introducir tasas de del 20 por ciento sobre las herencias superiores a 2 millones de francos: http://www.erbschaftssteuerreform.ch/it 

La hostilidad de los suicos al incremento de las desigualdades económicas demuestra la fragilidad de la teoría del «trickle down», según la cual todas las capas más débiles se aprovechan al menos un poco, si los más pudientes incrementan (incluso muchísimo) sus rentas. En teoría, incluso podría ser verdad que los suizos menos pudientes estén un poco mejor gracias al hecho de que los poderosos hayan doblado sus rentas y patrimonios cada diez años. Sin embargo, tres cuartas partes de los suizos no están  convencidos de ellos o piensan que es inaceptable esta dinámica social.

[Traducción de Gaspar Baticola]

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