Desde hace tiempo se obliga a la sociedad a hacer duras penitencias. Desde las páginas de Catalunya de El Pais, Antía Castedo va siguiendo los recortes de la Conselleria de Salut, que ya ha conseguido reducir en un año lo que denominan “gasto por paciente” en un 11,3% en un sólo año. Ya están avisados sobre la palabra “gasto”, y no sólo porque los fondos destinados a curar a las personas merecen un calificativo menos denostado (por ejemplo, inversión, aunque no sea ése adjetivo canónico de los manuales de macroeconomía). Pero el hecho es que según Servicio Catalán de la Salut (CatSalut), se gastaron 1.150 euros por asegurado en 2012 frente a los 1.297 de 2011, lo que supone un descenso de 147 euros por persona en un solo año.
Estos datos qeu Boi Ruiz explicó con infundado orgullo en el Parlament, se refieren a cada ciudadano que cuenta con una tarjeta sanitaria que le da derecho a utilizar la sanidad pública, aunque su número ha disminuido (antes de pasar la guilletonia sobre la asistencia a extranjeros “no regularizados”) en un 0,46% en 2011 hasta un total de 7.612.00 personas. Estos “ahorros” en sanidad, (otra palabra pésimamente utilizada, porque sigifica de hecho privaciones y riesgo sanitario para muchas personas) ha tenido su expresión plástica semanosantera.
Así, en plena Semana Santa, cuenta el DG que en las calles de Girona y Salt fueron testigos ayer de una procesión que, pese a su carácter pagano, vuelve a estar de moda. La de las «dolorosas recortes». Personal sanitario del hospital Santa Caterina organizaron una larga marcha simulando una procesión religiosa por las calles de ambos municipios con el objetivo de protestar contra los recortes y la situación laboral que sufren los empleados del sector.
El particular «Via Crucis» sanitario salió del hospital Santa Caterina de Salt a las 15 horas, y cruzó toda la ciudad para llegar donde últimamente mueren todas las grandes protestas gerundenses: en la sede de la Generalitat. La marcha, convocada por los tres comités de empresa que conforman el Parque Hospitalario Martí i Julià (Atención Primaria, Salud Mental y Santa Catalina), tuvo todos los elementos propios de una procesión de Semana Santa, es decir capuchinos, velas ( de papel), cruces, pasos y un constante retumbar de tambores. Esta escenografía se mezcló con las ya habituales tijeras, batas blancas y pancartas de las protestas sanitarias para formar la curiosa procesión del personal sanitario.
En las pancartas levantadas por los «pendonistas» se podían leer las súplicas a la patrona del hospital para el que trabajan, tales como «Santa Catalina consérvanos el convenio» o «Santa Catalina ora por las horas». La defensa del convenio colectivo (que aseguran los sindicatos que cuelga de un hilo) y la nueva normativa que les obliga a trabajar más horas fueron los motivos concretos de protesta del personal de este centro sanitario. Pero los ajustes presupuestarios son el problema de fondo y la causa principal de la solemne procesión de ayer, que se marchó bajo el título de “doloroses retallades». También personal del hospital Trueta de Girona se sumaron a la procesión portando, por turnos, unas enormes tijeras (de cartón).
Al llegar a la sede del Gobierno, la portavoz agradeció el apoyo a la manifestación que otras plataformas ciudadanas como la PAH, se hubieran sumado a la procesión de las “doloroses retallades” y emplazó a seguir luchando por mantener los derechos ciudadanos y laborales, cada vez más amenazados.
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Una magnífica exposición de los recortes en sanidad en Catalunya (doloroses retallades), y que también difunde Dempeus, la ha hecho el compañero de Attac Acordem Albert Batiste i Triadó. No se la pierdan.