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Àngels Martínez i Castells. Sí se puede dar espacio a la esperanza… o construir alternativas como ALBA y Syryza
Àngels Martínez i Castells.

Es preciso dar espacio a la esperanza. Este fin de semana, y después del magnífico programa “Sí Se Puede” de La Sexta Columna (con intervenciones sorprendentes de compañeros-amigos entrañables como Miguel Tomás y Celestino Sánchez) añado también ideas del economista Luciano Vasapollo, profesor de Métodos de Análisis Económico de la Universidad de la Sapienza de Roma y economista activo de la Red de los Comunistas. Durante treinta años Vasapollo estudió y trabajó en América Latina y colabora en temas de planificación económica de diversas instituciones de los países que forman ALBA. La larga entrevista publicada en italiano en Contropiano, como podrán apreciar, va en el mismo sentido de dar a la esperanza fundamentación científica. Por ejemplo, nos dice Vasapollo, “hablar hoy de la revolución en Europa no es una utopía, sino que significa regenerar el papel protagónico en las luchas de masas de los inmigrantes explotados, de los trabajadores temporales, los estudiantes y personas sin hogar, y a las que se les niega el mundo laboral y empresarial, y que deben y pueden reapropiarse del sentido de la historia”.

La pregunta fundamental que recorre la entrevista a Vasapollo es si el socialismo es el camino, y las maneras plurales de llegar al mismo. Para ello se detiene a analizar la experiencia de países de América Latina como Argentina y Brasil (protagonistas del auge económico que puede cambiar el equilibrio de poder político, económico y energético del planeta) y la de los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), con Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, donde movimientos inspirados por un carácter revolucionario y socialista llegaron al gobierno e inciaron programas de inversión social y nacionalización de grandes empresas. Como recordarán, Hugo Chávez inició junto al Gobierno de la Cuba de Fidel el surgimiento de ALBA en el 2004, para después irse extendendiendo a Nicaragua, Ecuador, Bolivia y las islas caribeñas de Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas. No hay duda que para el continente suramericano era una concreción -creciente y que fue dando cada vez más miedo al tenerse que tomar en serio- del Sí Se Puede, ya que hacía frente a nuevos retos, con éxito, y a los máximos desafíos. Frente a una globalización de la avaricia, ALBA empezó a tomar un significado fuerte como red de comercio que no se basaba en el lucro, sino en la solidaridad y la complementariedad de los recursos (originalmente era el intercambio de petróleo venezolano y médicos cubanos), y se rige por su propia moneda, el Sucre.

Sin embargo, en estas últimas semanas, los acontecimientos pueden ser preocupantes. No sólo murió el Presidente de Venezuela sino que fue elegido como Papa un argentino -Jorge Mario Bergoglio – que incluso más allá de cualquiera de sus responsabilidades o su silencio durante los años de la dictadura, ha hecho pensar con fundamento a muchas personas (entre las que me incluyo) en una nueva versión del modelo Wojtyla. Al margen de cuestiones más antiguas, si en su momento el gobierno del presidente Kirchner, en una sociedad democrática y progresista pero no marxista, hizo declaraciones en las que se afirmaba que el Papa actual se había aliado con la oposición a un gobierno democrático, las sospechas parecen justificadas.

Pocas personas podrán poner en duda, de buena fe, que cuando interesó demoler el bloque soviético, el Papa polaco y la Iglesia católica desempeñaron un papel central, y para ello bastaría sólo con las relaciones entre la Iglesia oficial y Solidarnosc. En la actualidad, en América Latina y con formas y estadios muy diferentes, hay gobiernos de transición al socialismo. Y otros gobiernos que, sin ser socialistas, juegan un papel importante antiimperialista, progresista y democrático Por ello no es improbable, opina Vasapollo, que se quiera que el nuevo Papa argentino represente un papel smilar al de su antecesor Wojtyla para su región de origen. Encontraría como aliados, sin duda, el terrrorismo militar y de los principales medios de comunicación: a la Iglesia Católica le bastaría con intervenir despolitizando a los pueblos latinoamericanos (lo que equivaldría a desactivarlos en la lucha por sus derechos).

RivoluzioneFrente al modelo de la Unión Europa (y absolutamernte en sus antípodas) la construcción del ALBA para Vasapollo significa – dado el equilibrio internacional de poder- lo que Castro llama “el socialismo posible”. Desaparecida la Unión Soviética no hay un equilibrio de poder a favor de los movimientos anti-coloniales y comunistas. Y, sin embargo, ALBA está en el centro de sus procesos constitutivos de la socialización de los medios de producción, nacionalización de los recursos – principalmente petróleo – y el sistema bancario, apostando por un sistema económico basado en la producción y el comercio solidario y complementario, y NO en la maximización del beneficio. Se trata, pues, de una transición hacia el socialismo que se construye sobre las ruinas del capitalismo, que sin duda sigue vivo.

Para poder captar mejor el espíritu de ALBA se debe entender que no se construye un socialismo basado en un modelo único para poderse exportar, como ocurrió en Europa en el pasado. Por el contrario, se trata de un socialismo con rutas, culturas, modelos diferentes: desde el socialismo comunitario Evo Morales a la revolución ciudadana de Correa, o al socialismo bolivariano de Chávez en Venezuela o el socialismo que se reclama al mismo tiempo de Marx y de Martí en Cuba. El punto que les une es la construcción de una sociedad que, en este período de transición, se puede definir como socialismo no de mercado, sino con el mercado que pone en cuestión, hasta lo más hondo, anteponer la consecución de beneficios empresariales a las personas, sus derechos y sus necesidades.

Algo precido, a nuestra manera, deberíamos poder desarrollar en Europa (donde ya existen organizaciones de nuevo cuño que ponen primero a las personas, su vida, salud y derechos básicos al afán de lucro, y que no se resignan a perder las conquistas sociales duramente conseguidas) y en especial en esta Europa del Sur tan maltratada por las políticas de austeridad que nos hunden en la miseria. Seguramente la Syryza griega puede jugar un papel importante, ya que se trata simplemente de confluir en la osadía de las propuestas, el protagonismo de las personas frente a los mercanos, y la radicalidad del cambio. Hasta ahora, las declaraciones hechas por Alexis Tsipras siempre nos han permitido creer que los fundamentos del cambio eran cada vez más sólidos y aguantarían la construcción de una Europa alternativa. Pero el requisito adicional es que la gente siga movilizada y, cada vez en mayor número, convencida de que se puede. Entonces, nadie podrá ponerlo en duda.

Descendiendo a lo más personal, y como una muestra de mi optimismo antropológico, aquí tienen unas declaraciones hechas el verano del 2010, antes de participar en los proyectos de Reacciona, Actúa y Utopías
y anteriores también al estallido del 15M, aunque en la edición posterior de los amigos Oscar Martínez (photooscar) y Juan Linares, dotan al video del mejor de los finales.


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