Antonio Lettieri Tras el anuncio de la formación del gobierno Letta, Giorgio Napolitano [Presidente de Sobre el primer punto es necesario recordar que la formación del gobierno Letta, vicesecretario del Partido democrático, es la ruina de la perspectiva de Bersani, que hasta el otro día era el secretario del partido. Bersani era obstinadamente contrario –no sin razón— a una Gran coalición con el partido de Berlusconi. Si Bersani hubiera cedido sobre este punto habría podido tranquilamente ser jefe del gobierno con la satisfacción de Napolitano y el apoyo de Berlusconi. Habiendo rechazado esta posibilidad su línea ha sido derrotada y Bersani ha aceptado con lealtad el ostracismo que aguardaba a los generales derrotados de la antigua Grecia. Pronto será olvidada su suerte quedando las devastadoras dificultades que la formación del gobierno con Berlusconi ha creado o exasperado en el Partido democrático. Éste ya había dado pruebas de su inconsistencia disipando la posibilidad de llevar a la presidencia de Con un análisis, caracterizado por un distanciamiento británico, Anatole Kalesky, autorizado comentarista del Internacional Herald Tribune, ha escrito: «Aparentemente los vencedores han sido Giorgio Napolitano y su nuevo primer ministro, Enrico Letta… Pero el vencedor ha sido Silvio Berlusconi que ha vuelto a emerger como la figura dominante de la política italiana. [El gobierno] podrá perder la confianza si en cualquier momento Berlusconi considerara que se han puesto en marcha medidas que chocan con sus intereses personales o su estrategia política». Es un diagnóstico aparentemente brutal, pero desafortunadamente realista. Por ello conviene dar la palabra al segundo punto: a los posibles ´efectos colaterales´ de la formación de este gobierno (del Presidente). Muchos comentaristas han exaltado el papel salvífico de Napolitano, aludiendo (incluso para negarlo, como ha hecho Andrea Manzella en La solución presidencialista es para el centro derecha la madre de todas las reformas constitucionales. Hace un año que Berlusconi y su segundo [Alfano] avanzaron la propuesta del semipresidencialismo como «el hecho fundante de la tercera república». Y Giovanni Sartori escribía: «De manera brusca Berlusconi (que tiene mucho talento y que no se resigna a estar en el banquillo) se saca del sombrero el modelo francés, un sistema electoral en dos vueltas, coronado con un semipresidencialismo». Ahora ese diseño está ampliamente reforzado. El prototipo del semipresidencialismo debe situarse en Que la derecha apunte a esta modificación no es un misterio. En el ballotage la derecha tiene la ventaja de una mayor capacidad de unificación del electorado moderado y de atraer el consenso de las oligarquías dominantes. No es casual que, en Francia, entre 1962 y el 2012, seis presidentes sobre siete han sido de centroderecha; en Italia, la izquierda nunca ha brillado por la capacidad de presentarse unida. Y esta posibilidad se ha hecho totalmente evanescente tras este gobierno de amplias alianzas: la única oposición a Berlusconi ha quedado en las manos del Movimiento de Beppe Grillo, que ya se han hecho con algunos millones de los votos del Partido democrático. Cierto, ahora es el momento de la calma y prevalece el entusiasmo de Scalfari por el inesperado el dorado del gobierno Napolitano – Letta. Es un giro de 180 grados con respecto a algunas semanas atrás cuando la crisis italiana se parangonaba con la de |
(28/04/2013) |
Berlusconi for ever. En Eguaglianza e Libertà. Traducción de José Luis López Bulla. Radio Parapanda. Se recomiendan las lecturas de la izquierda italiana en su laberinto - Según Antonio Baylos En campo abierto. Stefano Rodotà. Italia: ¿Un acuerdo con el responsable del derrumbe? Pietro Barcellona. SINISTRA A PEZZI/ 1. Barcellona: così Berlusconi e Beppe Grillo hanno distrutto il Pd |