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José Luis López Bulla RUBALCABA, PAUL PRESTON Y OTRO MÁS
José Luis López Bulla
1.--  Por fin se ha dado una explicación, aparentemente inteligible, de los motivos del reciente pactito entre el Partido popular y el PSOE en torno a la «cuestión europea». El razonamiento, a cargo de Rubalcaba, tiene las características argumentales de la discusión de vieja tasca. El primer espada del PSOE ha argumentado: «Esto es como lo del Real Madrid y el Barça: cada domingo se disputan con uñas y dientes el liderazgo, pero, cuando llega la hora de defender a España, Iniesta y Sergio Ramos juegan con la misma camiseta». Se dice que sus parciales han respirado hondo tras la pedagogía de su secretario general. Sin embargo, quién es quién en esa analogía tan particular: ¿Rubalcaba se compara con Iniesta o con Sergio Ramos? ¿o es Rajoy uno de los dos?

Algunos analistas han respirado tranquilos: por fin un político habla con el lenguaje de la calle. Otros, más quisquillosos, han lamentado la exageración rubalcabiana, afirmando que el futbolista de Fuentealbilla, con su exquisitez, no recuerda en nada a este Alfredo, ni tampoco la elegancia expeditiva de Ramos parece concordar con él.

Ahora bien, tal vez lo que Rubalcaba nos da a entender es que él mismo y Rajoy se bastan a sí mismos para jugar el partido del pactito –ellos sólos, naturalmente—reservando al común de los mortales ser meros espectadores del juego. Aclarado, Alfredo: cura te ipsum et valete.

2.--  Lo de Paul Preston ya es harina de otro cantar. Afirma el historiador inglés que «en el franquismo se lavó el cerebro a toda la nación», el subrayado es mío. Es un apotegma rotundo, dicho desde la contundencia de quien sabe que matizar es solamente un perifollo.

De seguir las enseñanzas de este caballero la batalla contra el franquismo sería una leyenda, un romance de frontera que inventaron cuatro gatos. Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, es un poner, fueron en realidad dos caballeros que ni siquiera contaron un chiste contra Franco; Gregorio López Raimundo y Joan Reventós, tres cuartos de lo mismo; Julián Grimau y no sé cuantos más dejaron este valle de lágrimas por un cáncer de pulmón… Si es que existieron.

Mi opinión, tal vez asaz condescentiende, es que Preston ha fabricado una frase alimenticia. Preston, cura te ipsum, et valete.
3.--   Y ahora le toca el turno a Niall Ferguson, celebrado profesor de Historia de la Economía y catedrático de Harvard. Nos lo ha recordado Antón Costas en su artículo de ayer en la sección sepia de El País. Ferguson, para desprestigiar a Keynes, llegó a decir en una famosa conferencia en California que «la despreocupación de Keynes  por el largo plazo era debida a su homosexualidad y a no tener descendencia». Días más tarde, ante el alboroto de una parte de la comunidad científica, Ferguson rectificó parcialmente (1). Pero la frase alimenticia ya había corrido por las ciudadelas del saber. Ferguson, cura te ipsum et valete.
Conclusiones tal vez apresuradas: de lo dicho por Rubalcaba se desprende hasta qué punto la responsabilidad de la distancia entre política y ciudadanos es cosa de los políticos, al menos en una parte no irrelevante; de las fases alimenticias de Preston y Ferguson podemos concluir que el fracaso escolar está organizado, también en parte, por algunos catedráticos que facturan (con o sin iva) sus frases que ellos mismos elevan a canónicas.        


1) Dos manzanas: El historiador Niall Ferguson se disculpa tras ...

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