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Jaume Collboni i Cuadrado ¿Sillas o propuestas?
Jaume Collboni i Cuadrado

Los símbolos tienen un valor indiscutible, tanto en la vida cotidiana como en la política. Los claveles de la revolución portuguesa fueron un símbolo potente. Salvador Allende se convirtió en símbolo de la lucha contra los regímenes dictatoriales, como aquí algunas canciones e himnos simbolizaron los valores democráticos de la transición y la defensa de Catalunya tras el franquismo. Los símbolos, los gestos, tienen un valor intrínseco y hay que respetarlos.

El problema llega cuando se pretende vivir solamente de los símbolos. Y eso es lo que parece que les está pasando a los presidentes Mas y Rajoy. La escenificación de sus desacuerdos ha dado un paso más esta semana, en forma de debate protocolario sobre sillas vacías. Ambos parecen mucho más interesados en crear problemas que en buscar soluciones.

La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) –como cualquiera de las converaciones que tenemos con amigos y familiares, de hecho- nos dice que los problemas que más preocupan a los ciudadanos son el paro, la precariedad laboral y el funcionamiento de la economía.

No he visto a Artur Mas plantando a Rajoy ni a Soraya Sáenz de Santamaría para evidenciar su desacuerdo con los recortes. No lo he visto desairando a los miembros de la patronal que reclaman condiciones laborales que cada vez vulneran más los derechos de los trabajadores. No he visto a Artur Mas aprovechando el protocolo como excusa para evidenciar su desacuerdo con la política social del Partido Popular.

Mas afirma que defiende la dignidad frente a la imposición. La dignidad de su cargo frente a la imposición de unas normas protocolarias. No recuerdo un empeño similar en defender, por ejemplo, la dignidad de las personas dependientes frente a la imposición de unos recortes injustos y muy dañinos.

La misma encuesta del CEO dice que los políticos no tenemos en cuenta lo que piensa la gente, solamente buscamos el beneficio propio y que a veces hacemos que las cosas sean tan complicadas que resulta difícil entender lo que está pasando. Debates como los de estos días son los que hacen comprensible este distanciamiento.

En efecto, resulta difícil entender lo que está pasando, parece que Mas y Rajoy solamente buscan un beneficio para su maltrecha imagen y, desde luego, no parecen tener en cuenta que lo que importa a la gente no es quién se sienta en una silla y quién en la de al lado. Quizás si tuvieran propuestas el debate sería más rico, quizás podríamos contrastar puntos de vista sobre las cosas que preocupan al pueblo que dicen defender y dignificar.

Aunque, claro, el riesgo que correrían es que constatemos que, en lo que respecta a políticas sociales y laborales no hay discrepancia y por tanto no hay lugar para el debate. Quizás por eso prefieren hablar de sillas vacías, y no de propuestas.

 

Fotografía: Mané Espinosa | LVD

 

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