Titular notícies
José Luis López Bulla LA POLÍTICA EN LA CALLE. Homenaje a Tony Benn
José Luis López Bulla


Ha muerto Tony Benn, el principal exponente de la izquierda del Partido Laborista. Uno de los grandes postergados de la izquierda europea, que remaba a contracorriente de las contingencias y, paradójicamente,  en la buena dirección. Nadie de los novísimos dirigentes de la izquierda europea –empezando por su compatriota Blair--  le tuvieron en cuenta. Se la tenían jurada quienes desubicaron el socialismo y la izquierda de las calles y plazas, los que llevaron a la izquierda a la poquedad de nuestros días. Decir que consiguieron lo que se proponían sería, tal vez, un juicio de valor, pero –a falta de otras averiguaciones--  puede ser una pista para ver qué relación existe entre dirigentes y dirigidos. En definitiva, para encontrar algunos indicios de hasta qué punto se puede hablar de la masa de inscritos en un partido o asociación de la «servidumbre voluntaria» de la que nos habló un jovencísimo Étienne La Boétie. Y hasta qué punto dicha servidumbre va consolidando una potente jerarquía, de matriz taylorista, que gobierna discrecionalmente la teología de la (des)liberación de la izquierda.


Tony Benn era un personaje chocante, una anomalía de una izquierda que se iba ya deslizando hacia unos postulados que la hacían irreconocible. Este hombre, como los viejos fabianos, en los que no se reconocía políticamente, tenía un sentido de justo de la ética y de la relación de ésta con la política. Chocante hemos dicho. Hasta tal punto que entendía que la política no se hace sólo en los (necesarios) ámbitos de la vida parlamentaria. Una prueba de ello fue cuando sacó los colores a sus correligionarios.


Me imagino que la última vez que hizo sonrojar a los diputados de su partido, el Labour, fue cuando su dimisión como parlamentario. Preguntado por qué dimitía respondió: «Es que quiero tener más tiempo para la política». Si alguien lo entendió en clave de humor inglés se equivocó de medio a medio. Lo que estaba diciendo nuestro amigo era que los espacios más amplios de la política estaban fuera de la necesaria actividad en el Parlamento, que la actividad en las instituciones es una proyección de la representación. Lo digo con amabilidad y, a la vez, con la contundencia de una persona elegante que afea a sus compañeros de partido que no están por la labor de manera suficiente. O, lo que es lo mismo: una sarcástica observación contra el adocenamiento del New, new, new, new Labour.


Sepa, admirado Tony Benn, que hoy le he rendido homenaje en mi intervención en Blanes:   Nacionalismo versus internacionalismo.    



   

Últimes Notícies