LAUREN BACALL EN LA VEGA DE GRANADA
… y de pronto una joven alta, con los ojos más impresionantes que he visto en mi vida, se bajó del haiga, creo recordar un studebaker negro. Se nos acercó y haciendo un par de mohines pregunta con un acento que a nosotros nos pareció de Chauchina: «Chaveas, queremos ir a comer al bar Mau Mau. ¿Por dónde se va?». Mi amigo Pepe Ollas que no se perdía ninguna película en el Cine Benítez, llamado pomposamente Coliseo Fernando e Isabel, se rasca la cabeza y exclama: «Me cago en la vística, pero si es Lauren Bacall». Y ella respondió con deje chauchinero: «Pos sí, y este es mi marío Bogart. ¿Ande está el Mau Mau?».
-- Mire usted, buenamujer: el Mau Mau es pollas en vinagre. Donde mejor se come en Santa Fe es en el Bar Chiquilín, que está ahí enfrentico. Oigasté, ¡qué vermú!, ¡las mejores mirindas de la Vega!, ¡los higos chumbos con jamón de Trevélez! ¡el chotillo a la campera! Y todas esas cosas… Al Mau Mau van a comer los que sólo tienen dinero.
Y ella, después de silbar a Bogart, dijo: «Oquei». Y allí nos dirigimos Pepe Ollas y un servidor como acompañamiento. Por si caía algo, naturalmente.
Chiquilín padre, muy profesional, les dijo: «¿Qué van a tomar los señores?». Chiquilín hijo dejó de calcular una ecuación diofántica, puso los ojos como acentos circunflejos y gritó: «Me cago en la mar salá, pero si es Lauren Bacall, la Flaca». Y les explicó que en el pueblo todos éramos admiradores suyos, menos el alcalde, el señor cura y el cabo comandante de puesto de la guardia civil. Dicho lo cual el niño Chiquilín siguió con su problema: «Una botella de Machaquito cuesta 19 duros, pero el comprador no tiene más que billetes de tres duros y la cajera, sólo de cinco. ¿Puede en estas condiciones abonarse el importe de la compra, y cómo hacerlo?».
Mientras tanto, Bogart repartia entre los parroquianos unos luki estriquis y pagó una convidá de vino abocao de Albondón. Doña Lauren hizo algo mejor: una caída de pestañas que no se había visto desde los tiempos de nuestra Consuelo Tamayo, La Tortajada, que bailó en cueros vivos ante los zares de Rusia, exhibiendo las virtudes de la santaferinidad patria.
La noticia se propagó por las esquinas de la ciudad de los Cuatro Arcos. Y el bar Chiquilín estuvo de fiesta: Santiago El Pajarito (violín), Pepe López (bandurria), el Jerraor (guitarra) y Juan de Dios Calero (armónica) interpretaron un selecto repertorio (María de la O, el Sitio de Zaragoza y el tanguillo Angelitas, del maestro Barrios), mientras Lauren hacía palmas sordas y Bogart se puso a considerar que eso era música y no la que tocaba Cole Porter.
Más tarde supimos que en el cuartelillo de la guardia civil hubo una reunión de lo que hoy se llamaría un gabinete de crisis: el alcalde, el señor cura y el cabo comandante de puesto eran partidarios de entrar a saco en el Bar Chiquilín porque estaban hasta el colodrillo de aquellos desafectos al régimen; el jefe de Adoración Nocturna aconsejó lo contrario: «No vayamos a pollas, que puede haber un escándalo diplomático. Pero, sobre todo, porque ese Bogart tiene muchos cutes y se puede formar un follaero internacional», dijo. El gabinete de crisis se tragó la bilis.
Y como vinieron Lauren y su marido se fueron en el haiga. Cuando entraron en el haiga, Calero gritó con voz campera: “Viva Dalton Trumbo y los Diez de Jólivu”. “Viva, viva”, dijimos todos.
Al día siguiente Juan de Dios Calero lucía el sombrero que le había regalado Bogart; yo todavía guardo la pluma estilográfica que me regaló doña Lauren.
¿Qué todo esto es una ficción? Ni hablar, el retratista Tolosio lo inmortalizó con unas fotos hermosas que guarda celosamente Rafael Rodríguez Alconchel, el niño que calculaba y resolvía la ecuación diofántica.
Ah, señores míos, sépase que el Bar Chiquilín –regentado por don José Rodríguez en el mostrador y doña Carmen Alconchel en los fogones-- fue La Meca de la cocina española. Doña Carmen le dictó las mil recetas a Simona Ortega; enseñó a cocinar a Ferran Adrià; e hizo las delicias de don Manuel Vázquez Montalbán. Todo ello ad magiorem gloriam nationis santaferinae.

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