“ASTUTO” ARTURO, “CEPORRO” MARIANO
Cada vez que Artur Mas se mueve hacia afuera Rajoy lo hace hacia dentro. Y como si fuera una ley física, esta semana pasada ha vuelto a suceder este movimiento centrífugo en uno y centrípeto en el otro. No hace falta ser muy lince para observar que Artur le está ganando la batalla a Mariano.
El de la Moncloa prometió ir a Barcelona para explicarse mejor ante los catalanes. A continuación se desataron especulaciones diversas en el seno del Partido popular: la sombra de Aznar, en cierto evento empresarial, avisó como Júpiter Tonante; determinados sectores de dicho partido creyeron entender que se iba a abrir un postigo frente al itinerario político que Artur había explicitado concretamente, con la novedad añadida de que había dejado atrás todos los requilorios lingüísticos, toda la guerrilla semiológica: al pan, pan y al vino, vino, es decir, independencia de Catalunya.
Mariano no ha venido para explicar nada a «los catalanes». Llegó a Barcelona, habló ante sus parciales, besuqueó a diestro y siniestro, y de vuelta a casita. Entiendo que, en todo caso, Mariano ha comprendido que no tiene argumentos para convencer a nadie que no sea un hooligang propio. Lo diré castizamente: Mariano en Barcelona hizo una espantá. Y, de esa manera, ha complicado mucho más las cosas. El “astuto” Mas le ha dado un buen sopapo al “ceporro” de Mariano.
La situación es de extremada confusión. Todo indica que cada día que pase se incrementará este descomunal barullo. No hay otra salida que la convocatoria de elecciones anticipadas. ¿Qué podrían deparar? Como hipótesis, la apertura de un camino de desbloqueo. De no proceder a la convocatoria tendremos la certeza de que el pescado, que ya huele fatal, se pudra irremisiblemente.

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