El Panorama de la Salud: 2014 es el tercer informe de la CE y la OCDE que se publica sobre las desigualdades de salud entre los países del continente europeo. Según este trabajo, durante la crisis económica España es uno de los países de la UE que más han recortado su gasto sanitario en un 1,9% anual entre 2009 y 2012, pero por encima se sitúa Grecia (con un descenso anual del 9%), Luxemburgo (-5,1%), Irlanda (-3,7%), Croacia (-3,6%), Portugal (-3,3%) y Chipre (-2,5%).
Tras la victoria contundente de Syriza de ayer, empiezan hoy las enormes tareas necesaria para reconciliar a la mayoría de la población de Grecia con la vida. Una de las más importantes y urgentes, revertir el destrozado sistema de salud.
Tras seis años de gobiernos de obediencia a la troika, la sanidad pública de Grecia llegó a ser el sector más rudamente golpeado por las sesgadas políticas de “austeridad”. En el informe antes citado, y analizando la situación sanitaria de 35 países europeos, parece concluirse que ninguno puede compararse con Grecia. Sobre una reducción ya perpetrada del 60% en gastos sociales, los presupuestos para 2015 aprobados en el Parlamento griego gracias a la mayoría que ha recibido la gran reprobación en las urnas, preveían una nueva reducción de las partidas destinadas al sector sanitario. Y ello, a pesar de que ya se había vetado el acceso a la sanidad pública a unos tres millones de personas -casi uno de cada tres.
Contaba la periodista Clara Palma Hermann desde Atenas que “El sistema para acceder a la atención médica es muy complejo para los no asegurados. Tienen que ser evaluados por un comité, y en caso de emergencia no es viable”. Según explica el médico, otra iniciativa del Ministerio ofrece a los desempleados bonos para acceder a ciertos tratamientos. Sin embargo, el programa cubre sólo a 200.000 personas, una gota en el mar. Además, subraya, los beneficiarios de estas ayudas deben estar al día en sus pagos a hacienda y a la seguridad social, algo prácticamente imposible para los desempleados griegos.”
Si no fuera por las clínicas sociales atendidas por voluntarios, la situación sería mucho peor.En Atenas y Tesalónica, Médicos del Mundo presta servicio a unos 14.000 pacientes al año, con patologías como problemas cardíacos y diabetes… enfermedades que requieren un tratamiento continuo que la sanidad pública les niega. Sólo en 2013, un 8% de los pacientes crónicos dejó de recibir su medicación porque se quedaron en paro.
Pero el panorama no parece ser más amable en los hospitales públicos, faltos de material y medicinas, donde pueden verse hileras de pacientes en camillas, llegando a representar aproximadamente una cuarta parte de los ingresados. Cuenta Clara Palma que “la presencia continua de familiares, que a menudo se hacen cargo de los pacientes debido a la escasez de personal, aumenta el hacinamiento; una situación que ha llevado a que muchos recurran a los sobornos para recibir algún tipo de trato de favor” de un personal mermado en cuantía, sobrepasado de trabajo, y con los salarios congelados o recortados…
Las consecuencias más graves: el rebrote de enfermedades contagiosas por los niños no vacunados, y la proliferación de las enfermedades infecciosas, en especial VIH y tuberculosis. Las tasas de mortalidad han aumentado, por problemas de salud crónicos no atendidos, pero también por suicidios, que sólo entre 2011 y 2013 aumentaron en un 26%. Grecia pasó de ser el país con menor tasas de suicidios de Europa a ocupar, tristemente, el primer lugar. Los casos de depresión crecieron en un 250% entre 2008 y 2011, por la pérdida de empleo, la destrucción de las redes sociales, la falta de perspectivas de vida viables…
Si un porcentaje tan importante de ciudadanos y ciudadanas griegas votaron ayer por Syriza también lo hicieron, estoy segura, por la salud. Un argumento vital que cobra ya un peso determinante también en Catalunya y en España. Sólo hace falta que no aceptemos ni una más de las mentiras de los servidores de la troika, que rechacemos esta austeridad que nos deja sin servicios sociales, que nos atrevamos a defender, como los griegos, nuestra salud y nuestra vida.