El puñal gótico de la calle Ferraz
Escribe El doctor Dulcamara
La tragicomedia de los socialistas madrileños me provoca algunas consideraciones. Sólo tengo referencia de estos sucedidos a través de la lectura de la prensa, de manera que entro precavidamente en la materia. Pero una cosa tengo clara: las especulaciones están fuera de lugar. En todo caso, parto del dato que me proporcionan las declaraciones de Tomás Gómez y las de la calle Ferraz: el cese fulminante del primero es, ante todo, una «razón de Partido», que como la razón de Estado y la razón económica es interpretada, según la añeja máxima de «quien puede lo más, puede lo menos». Es una concepción que rompe drásticamente toda cultura y práctica federal y federalista.
Primera consideración: si Tomás Gómez fue elegido candidato a través de primarias, parece de cajón que sólo a través de ese método puede ser revocado. Cualquier otra práctica para destituir a un candidato choca abruptamente con la forma en que salió elegido. Sabemos que la lógica política no se corresponde exactamente a la lógica formal; sin embargo, la ruptura de las convenciones de la lógica en el terreno político destrozan –o, por lo menos, tergiversan-- el razonamiento político.
Segunda consideración: cuando desde Ferraz se apunta a que el nuevo candidato será designado a través de un método participativo que, después, será «interpretado» por la dirección máxima del partido, se está haciendo un juego malabar. Que recuerda el antañón dicho: «No se preocupe usted; déme su reloj, que yo le diré qué hora es».
Tercera consideración: a partir de esa experiencia madrileña el ejercicio de primarias queda en entredicho en el campo de los socialistas españoles. Porque la razón de Partido siempre volará por encima de dichas primarias.
Cuarta consideración: si el PSOE desvirtúa la praxis del federalismo en su propia casa, ¿tiene credibilidad su propuesta de un Estado federal? No es, quede claro, una pregunta retórica. Verdaderamente sólo se trata de una inquietud que no tiene fácil respuesta.
En todo caso, las explicaciones dadas por Ferraz son, inconsistentes, hasta ahora. De un lado, afirman que el candidato Gómez no es el más apto para ganar las elecciones; de otro lado, el mismo que lo dice [Rafael Simancas en El País de hoy] unos minutos más tarde afirma que hace años el PSOE de Madrid iba de capa caída. La pregunta, pues, parece obligada: ¿por qué, entonces, en las puertas de las elecciones aparecen góticamente las puñaladas traperas?
Quinta consideración: dijo el poeta de Fuentevaqueros que «En la mitad del barranco / las navajas de Albacete / bellas de sangre contraria / relucen como los peces. / Una dura luz de naipe / recorta en el agrio verde / caballos enfurecidos / y perfiles de jinetes.»
Cada cual puede interpretar estas metáforas y su analogía con la zahúrda madrileña como guste. No obstante, hago notar que la reyerta lorquiana se produce «en la mitad del barranco», que las navajas están bellas de «sangre contraria», que hay una luz trilera «de naipe» y que los caballos están «enfurecidos».

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