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José Luis López Bulla La Religión en las escuelas y otros asuntos
José Luis López Bulla


Primer tranco

 

 

«Dios no existe, Enver Hoxha sí», afirmaba el Boletín Oficial del Estado de Albania.  Nuestro BOE, por el contrario, se marca un desplante castizo: «afirma la incapacidad de la persona de alcanzar la felicidad sin ayuda de Dios».  Parece, pues, evidente la relación teologal entre los padres jesuitas Ripalda y Astete con el seglar Wert. Ripalda es Dios padre; Astete es Dios Hijo; Wert es Dios Espíritu Santo. Luego, hay tres dioses. Pues, no. Hay un solo Dios. Todo un triángulo del que no sabemos si es equilátero, isósceles o escaleno. Sin embargo, desde tiempos antiguos tenemos por cierto que una cosa es cada lado del triángulo, en cualquiera de sus formas, y otra bien distinta es el conjunto del triángulo. De ello habló largo y tendido el profesor Puig Adam en su celebrada Geometría Métrica.

 

En mi infancia tuve que aprenderme de memoria el Catecismo de Ripalda. Mi tita Ángela Bulla, monja de la Compañíade María (según se decía en Santa Fe), o de las Jesuitinas (al decir de la granadina gente) o de L´Estonac (como prefieren llamar en Cataluña)  --excelente matemática, todo hay que decirlo--  nos obligaba a sabernos al dedillo el famoso catecismo de Ripalda. Estoy seguro que mi tita era atea, porque en cierta ocasión la sorprendí diciendo que «el número era una construcción social» contra la tesis de don Matías López, catedrático de Análisis Matemático en Granada, que postulaba que «el número era una creación de Dios».  Eran unas discusiones alrededor de la mesa camilla, siempre al margen de extraños, donde no faltaban la cajica de piononos y la botella de Anis La Castellana. Mitita Ángela siempre ganaba porque, para contrariar a la familia, era abstemia.     


¿Por qué una monja nos obligaba a sabernos de corrido el Ripalda y, por el contrario, aunque siempre en la intimidad, defendía el carácter laico y el origen social del número? Respuesta: porque en Santa Fe hacía mucho frío en la calle. Bueno, esta es una interpretación tosca que hacía correr mi padre genitor, Pepelópez, despechado porque Ángela antes de meterse a monja, le había dado calabazas y tuvo que conformarse con casarse con Pilica Bulla, la hermana mayor de la tita Ángela. Cuando Pilica dejó este mundo, Angela ya estaba desposada con Dios Hijo. Era todo un carácter y presumía de cartearse con don Julio Rey Pastor, padre noble de la matemática moderna patria y exiliado en Buenos Aires, aunque no hay constancia de ese epistolario.    



Segundo tranco



Lo que propone Wert y el Partido apostólico no tiene como objetivo volver a las épocas de antañazo, las del Padre Ripalda. Se orienta a vincular un paradigma autoritario cuyos ejes serían: la enseñanza religiosa en clave fundamentalista, la economía leída y aplicada tecnocráticamente y el bonapartismo político. Son las tres grandes variables del nuevo estadio. Para ello se precisa la recuperación de los puntales más rocosos de antaño, adobados con aspectos de democracia formal.

Se trata de que la religión –no el sentimiento religioso— sea el único fundamento de la comunidad, el único depósito de la moral frente a lo que entienden por disgregación y relativismo. Tan relevante como lo anterior está la práctica tecnocrática, esto es, la presunta objetividad de las leyes económicas para las que hay solamente una única y definitiva solución: la del pensamiento económico dominante. Y para cerrar el círculo se sitúa la despotenciación de la democracia con un perímetro cada vez más reducido.  


Así pues, se trata de un proyecto que tiene la vocación de recorrido largo para una democracia demediada. En esa dirección apunta la ruptura del «ciclo largo» de derechos sociales, económicos y políticos que se han ido conquistando y acumulando en Europa tras la segunda postguerra y en España con la recuperación de las libertades.


A mi juicio, este arsenal de medidas no apunta tanto a la política institucionalizada de nuestros días sino a las emergencias de radicalidad democrática que van surgiendo así en nuestro país como en Europa. Pero hay algo más: se trata de enviarle cariños –en forma de sinecuras— a las franquicias religiosas (católicas, por supuesto) del agua bendita y del hisopo de que con el Papa Franciscose les hundirá el chamizo. De que ese caballero es un peligro. Concretamente: extra Rouco nulla salus [Fuera de Rouco no hay salvación].  Que es la idea central de los altos funcionarios de la Iglesia–nada que ver con el sentimiento religioso, repito--  para recuperar al tiempo perdido y reapropiarse de la «servidumbre voluntaria».  O de la servidumbre forzada.


Para mayor abundamiento léase el trabajo de Paco Rodríguez de Lecea sobre el particular en http://vamosapollas.blogspot.com.es/2015/02/dios-padre-y-el-problema-de-la-felicidad.html



Radio Parapanda.-- http://japariciotovar.blogspot.com.es/2015/02/lo-que-no-vale-para-alemania-tampoco.html  Lo que no vale para Alemania no vale para Grecia. Escribe Joaquín Aparicio.



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